Dentro del campo y Eismayer

 Referencias diferentes

No suelo comentar dos pelis de una tacada. Sin embargo estas dos tienen algo en común, además de haber sido filmadas en 2022 y estar colgadas en la plataforma Filmin, la filmo de los modernos: lo de menos es que la temática sea gay, lo novedoso es que esas relaciones se den dentro de un equipo de rugby británico y en el interior del ejército austriaco, esto último sacado de la realidad, como se demuestra en la foto final con los dos protagonistas reales de la historia. La primera se titula Dentro del campo (In From the Side), dirigida y escrita por Matt Carter, y la segunda, Eismayer, también escrita y dirigida por David Wagner, de hecho, su ópera prima. Fue Gran Premio a la Mejor Película en la Semana de la Crítica de la Mostra de Venecia en 2022.












La primera de ellas no deja de ser una historia convencional de apasionamiento  primera vista entre dos jugadores, con engaño a las parejas correspondientes incluido. Menos convencional resulta que, en uno de los más varoniles juegos por equipos, el rugby, el grupo completo de jugadores esté integrado por gays de pelo en pecho, que se someten a entrenamientos y partidos brutales, que son competitivos y a la vez muy solidarios, con el objetivo de formar piña para poder ganar. Me parece impensable algo así en la liga rubialesca de fútbol española. Todo muy común allí, con borracheras típicas entre los british incluidas. Evito aquí adrede el término "normal". Por lo menos el guionista ha procurado esquivar el consabido happy end.


Algo bien diferente es la cinta austriaca. Es sabido que en el ejército estadounidense impera la máxima del Don't say, don't ask. No sé sin embargo cómo están las cosas en el español. No hice la mili. Lo que se nos presenta en el de Austria son las machadas que imponen los mandos a sus subordinados, dentro del sometimiento absoluto a la autoridad. Las bromas cuarteleras entre los reclutas, incluidas las dirigidas al que es abiertamente gay, se producen sin agresividad, fruto de la camaradería. Hay un mando ya maduro, el sargento mayor Eismayer (Gerhard Liebemann), especialmente severo, casado y con un hijo, que acaba fijándose en Mario (LuKa Dimic), el recluta contestón, que además es de origen yugoslavo; dos personajes perfectamente dibujados, con luces y sombras. Y del morbo inicial, se acabará en el encuentro sexual y en el enamoramiento, con todo lo que de conflictivo ello comporta para el macho heteronormativo del sargento. Y de nuevo no es esto lo que llama la atención, son muchas las historias de este tipo que se han ido contando en los últimos años. Es más llamativo el modo en que todo eso se vive dentro del ejército, la naturalidad con la que se lleva en el grupo, aunque el mando viva encerrado en el armario. Será su hijo pequeño quien le abra las puertas a su propia aceptación. La historia es menos edulcorada que la anterior y acaba como sucedió en la vida real. Esto no destroza la trama, porque lo importante en la cinta es el camino que lleva hasta ese final.


Viene todo esto a cuento de la falta de referentes que hubo en otras épocas y cómo ahora estas historias, las reales y las inventadas, se pueden presentar en festivales de prestigio y no sólo en circuitos "especializados". Ambas muestran el cambio que se está operando en algunas sociedades occidentales, mal que les pese a los Orban y los Morawiecki de turno, y aunque esto vaya contra la norma establecida en otras, lo que lleva a esas conductas a ser castigadas severamente, incluso con pena de muerte. Bien venida sea pues la modificación de valores y la posibilidad de vivir en libertad los propios sentimientos.

José Manuel Mora. 



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