De la lectura
Soy un desastre. A pesar de saber de la celebración de la Muestra de Teatro Español de Autores Contemporáneos, ya de larga tradición en nuestra ciudad de la mano de Guillermo Heras, no fui suficientemente previsor; cuando quise tener la programación en la mano, el primero de los espectáculos que me interesaba, El lector por horas, tenía las localidades agotadas, dado lo reducido del aforo del Arniches. Cuando ya me había resignado a perderme la función, un cinéfilo de pro me cede la suya al serle imposible asistir. Y así he podido presenciar la obra de alguien a quien sigo desde hace muchos años, el valenciano José Sanchis Sinesterra.
En 1980 se representó su obra, Ñaque, o de piojos y actores. Que sólo subieran a las tablas dos personajes, me hizo pensar que podría ser algo para trabajar en mi grupo de teatro del IES Joan Fuster de Sueca. Al final sólo conseguí convencer a un alumno, y entre los dos lo pusimos en el escenario para gozo del alumnado, en una representación de lectura dramatizada con atrezo, que me hizo descubrir las virtudes de la "teatralidad menor", lo que no tenía que suponer que fuera pobre, aburrida o intrascendente. Asistí después a La noche de Molly Bloom, interpretada por su entonces pareja y colaboradora, Magüi Mira, y vi en el escenario ponerse en pie al personaje de Joyce con una fuerza inusual para la época. En el 87 lo volvió a hacer con Ay, Carmela, dos personajes inolvidables, Carmela y Paulino (Variedades a lo fino), y su teatro ambulante en plena Guerra "incivil", que quedó fijada en la película de Saura, ya que el teatro es perecedero. Es pues Sanchis, creador, investigador, profesor, fundador del Teatro Fronterizo, siempre al borde de la experimentación, de lo metateatral, del cruce de géneros... La de hoy, El lector por horas, es de 2001 y viene dirigida por Carles Alfaro.
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