Enrabiados, de Jorge Volpi

Violencia verbal

Creo que no me pasa a mí solo. Los que hemos sido lectores incansables, y con voluntad de seguirlo siendo mientras nos den los ojos, llega un momento en que nos vemos acogotados ante la falta de espacio. Las estanterías van estando llenas, y comienzan a aparecer los libros acostados en distintos niveles, signo claro de la imposibilidad de seguirlos almacenando. Antaño cabía la posibilidad de las donaciones a las bibliotecas escolares o a las públicas, pero esa opción también se ha cerrado. No disponen de espacio. No los aceptan. Queda la opción de ir transfiriéndolos. Eso es lo que ha hecho mi amiga Clara con el libro que voy a comentar, regalármelo. VOLPI, JORGE. Enrabiados. Madrid, Ed. Páginas de Espuma, 2023. Creí que era una editorial especializada en poesía. Estaba equivocado. Son 167 páginas, y una cubierta a tono con el contenido. 


Durante mucho tiempo fui un enamorado de la literatura mexicana. Era la época de Rulfo, de Fuentes, de Paz, de Bolaño, de Poniatowska... A Volpi (Ciudad de México, 1968), lo tenía en pantalla, pero no había leído nada de él, a pesar de haber recibido múltiples premios, allá y acá. Curiosamente se tituló en Derecho y se doctoró en Filología Hispánica por mi universidad, Salamanca. Le apasionan la ciencia y la política. Autor de novelas y ensayos, recibió el Premio José Donoso al conjunto de su obra y ha sido traducido a treinta idiomas. El libro contiene seis cuentos con distinto formato estructural, pero que tienen todos un eje temático que viene plasmado desde el propio libro: la rabia,  la violencia verbal que parece dominar nuestra realidad multipantallas, esa que inunda las redes sociales, los programas de cotilleos televisivos, las páginas de los periódicos, los parlamentos donde se sientan quienes nos representan. 


El primero de ellos, "Irreversibilidad", cuyo título hace referencia a "la imposibilidad de revertir la flecha del tiempo" (pág.39), es una especie de obituario que el supuesto alumno predilecto dedica al que fue su mentor. Un elogio fúnebre que parece necesitar de una constante reelaboración, para que nos vayamos haciendo una idea clara del personaje que ha muerto (en 2021, pospandemia, primera referencia literaria que encuentro, a aquel horror de hace ya cuatro año), y de quien la escribe. Paradójicamente, el físico, médico y filósofo, era muy activo en twiter, "ecosistema hiperviolento [...] donde se impone batirse a muerte para medrar y sobrevivir [donde] se extreman los insultos [...], las redes sociales son el viejo oeste, allí sólo sobreviven los más aptos [...], los más brutales y los más exhibicionistas y los más ingeniosos, y los más desocupados, y los más despiadados y los más hipócritas y los más cínicos" (pág.28). Como no estoy en esa plataforma me he librado de agresiones y cancelaciones, pero algo sé de lo que allí se cuece y procuro mantenerme alejado. 
 
En "Fatalidad", el autor recurre a personajes de la tragedia clásica: Edipo y Yocasta, los padres; Eteocles y Polinices, los hermanos enfrentados; Antígona, Ismene, Creonte, hablando en monólogos en el México actual, para mostrar que dentro de los miembros de una misma familia hay rivalidades y enfrentamientos irreparables, que tal vez provienen de "un destino que no es nuestro, tú ni cuenta, carajo, [somos parte de una larguísima cadena de violencia" (pág. 52). Un texto lleno de coloquialismos que contrastan con los personajes griegos que los usan. El término "escuincle", por ejemplo, tan mexicano, hacía muchísimo que no lo escuchaba, tal ves desde los tiempos de mis compañeras, Reyna y Blanca, allá en el lluvioso Bordeaux.


El titulado "Sustentabilidad" se desarrolla en Upsala. Eva, una ministra "verde" del gobierno de coalición socialdemócrata y Markus, su asesor, se ven atrapados desde "el primer trino que brotó en el lodo del  pajarraco azul" (pág. 78) bajo un alud de twits que pueden acabar por destrozar una carrera política y una vida. Vuelve Volpi a criticar la plataforma y los modos de comportamiento de quienes se enfangan en ella. "La realidad aquí es lo de menos. Lo único que importa son los sentimientos de nuestros votantes" (pág. 92). Y ya sabemos las consecuencias de apelar a las tripas y no al cerebro. No hay más que fijarse en Trump y otros más cercanos. 


El cuarto, titulado "Transparencia", es un diálogo entre opuestos, sin guiones, a modo de los "trinos" de la red social del pajarraco, que se sitúan en 2033, en una sociedad distópica en la que se exigen casas transparentes, para poder fiscalizar mejor la vida de la gente. De hecho viene introducido por una cita del actual propietario, el tal Musk, breve pero clara: the bird is freed. Y así, podemos leer una sucesión interminable de adjetivos peyorativos que se lanzan mutuamente y que acaban exigiendo lapidaciones. "¿No te das cuenta de que el pajarraco sólo funciona si nos insultamos unos a otros?" (pág. 132). Y en eso consiste todo el texto, en insultos continuados entre dos de facciones opuestas. Suena conocido, ¿no?
El libro concluye con "Atonalidad", cuatro historias breves que tienen que ver con la música y con el ansia de perfección de los intérpretes, que puede acabar por destruirlos a base de la ferocidad que se autoimponen en la realización de sus piezas. Crudelissime tutte. Y se cierra con una "Poética", redactada por un personaje de ficción: "Inicio este relato con una declaración de principios: yo soy un personaje y me dispongo a hablar (mal) del autor de los libros donde aparezco" (pág. 151). Tal vez se trata de una autoparodia por persona interpuesta, la de un tal Santiago Contreras, escritor e influencer, que acaba envuelto en un asesinato. El conjunto de relatos me ha parecido sorprendente por lo novedoso y de una inteligencia capaz de diseccionar esta "cultura" nuestra tan basada en el insulto, en la rabia, en todo aquello que afecta a nuestros rincones más oscuros y que puede acabar por llevarnos a donde muchos no desearíamos ir, allá donde se encuentran ya otras sociedades.  El librito puede acabar siendo el canario de la mina.

José Manuel Mora. 

Comentarios

Luz ha dicho que…
Gracias. No sé si leeré el libro, pero leerte a ti es un placer.