La Machi
Esta es una de esas veces en que he empezado a ver una serie llevado de mi admiración por su protagonista. Celeste es de las que uno podría ver de una sentada. Su creador, Diego San José, ya me ha hecho disfrutar en otras ocasiones: Ocho apellidos vascos dio lugar a toda una serie de secuelas; no he visto sin embargo una serie suya aclamada por la crítica: Vota Juan. Sus seis episodios, cortos, se pueden ver en Movistar+. Pero ya digo que el anzuelo era La Machi, así, con ese artículo que los teatreros dan sólo a las grandes.
Es evidente que está inspirada en el personaje real de una cantante casada con un futbolista, ambos amigos de no tributar y llevárselo crudo al extranjero. Pero tras la anécdota, el personaje: una inspectora de Hacienda, en su último día de trabajo previo a su prejubilación, a la que le encargan el seguimiento de los pasos de una cantante latina, Celeste (Andrea Bayardo), para poder demostrar que ha vivido en España al menos 184 días del último año, por lo que debería haber cotizado aquí más de veinte millones de euros y no lo ha hecho, fingiendo que vive fuera. Su tarea se convierte casi en la de un detective, un sherlok holmes local, lo que le da a la historia un aire de thriller costumbrista; la presentación de su tarjeta con su cargo al frente le abre muchas puertas. Recorre peluquerías, restaurantes, hoteles, entradas y salidas aeroportuarias... Y cuando parece que lo va a conseguir, se da cuenta de que el mes de junio está completamente vacío. No hay rastro de ella. Su éxito parece que no será tal. Ha de lidiar con una viudedad que le impide entrar todavía en el despacho de su marido, y con un futuro vacío de actividad y lleno de soledad. La tarea, el reto, parece dar de nuevo sentido a su vida, tras un fracaso sonado anterior del que pretende redimirse. Habrá de enfrentarse no sólo con su encargo profesional, sino con secretos de su propia vida, con el sentido que le queda una vez que abandone la profesión, como a tanto nos sucedió tras jubilarnos. Este blog es una de mis herramientas para seguir conectado con el mundo.
San José ha sido capaz de dibujar un personaje que no es en absoluto esquemático. La constancia en el trabajo, la conciencia de lo justo que son los tributos, ahora que tanta libertaria los baja o los suprime para que lo público se deteriore y lo privado haga su agosto a costa de que los más frágiles queden a la intemperie, le dan una seriedad que la aleja de lo cómico, aunque algunas caídas de los diálogos son absolutamente geniales. La Machi le da toda la hondura que Sara, la inspectora, necesita. Y aguanta los primeros planos con una valentía encomiable. La presencia de Manolo Solo, ejerciendo de paparazzo (él deja claro que paparazzi es su plural), es su contrapunto preciso: la anarquía frente a la exigencia de la ley, lo que permite alguna persecución de coches lejos de las exageraciones jolivudenses. No quiero dejar de citar a una desconocida para mí, CLara Sans, que ejerce de un Watson efectiva e inteligente. O del fan loco de mirada ida que encarna el joven Marc Soler
José Manuel Mora.
Comentarios
Hace años que no voy al cine, pero volveré a ir por las criticas que haces.