"Lazarillo". Una propuesta de autoría.

Lázaro de Tormes sigue sorprendiendo

Ayer tarde tuve entre manos una enorme madalena proustiana, y me explico. La AAUP había programado una conferencia en la sede de Canalejas, a cargo del profesor de la Universidad Pontificia de Salamanca, José Juan Morcillo Pérez, con el sugerente e intrigante título de "Lazarillo de Tormes, una novela forense de un jurista toledano". Como no tenía noticia del investigador ni de sus trabajos filológicos, iba con cierto escepticismo.

Y de repente su ponencia me retrotrajo al luminoso tiempo de mi juventud salmantina, en mis años de estudiante de Lenguas y Literaturas Románicas. Para mis sedientos oídos de novedades sobre obras que conocía desde bachillerato, las clases de Estilística impartidas por Lázaro Carreter, que acabó dirigiéndome la tesina de licenciatura, o las de Ricardo Senabre, con las suyas de Historia de la Lengua, me abrían horizontes detallados que enriquecían mis lecturas ingenuas. La Historia y Crítica de la Literatura Española, coordinada por el profesor Francisco Rico, me sirvió para preparar la oposición, lo que completé con la edición crítica de la novelita, del 92, del mismo Rico. Pensé que ya sabía suficiente. El profesor Morcillo vino a desmontarme la creencia. Si hay curiosidad, uno no deja de aprender, a pesar de estar jubiladísimo. Tras esta larga introducción paso a comentar lo que se expuso.


Ya el título provocaba interés. ¿Qué era eso de "novela forense"? Todos hemos estudiado la obra como la fundadora del género picaresco, con forma epistolar, dirigida a un "vuesa merced". La propuesta del conferenciante es que se trata de un juez, ante el que Lázaro está declarando para descargarse de la posible culpa por permitir que su mujer sea la barragana del arcipreste de San Salvador. De ahí el adjetivo de "forense", relativo aquí al ámbito de un "caso" judicial, al que no sólo asiste el compareciente, Lázaro de Tormes, sino los lectores. Este tal Lázaro, nacido en Tejares, es de linaje infame, padre ladrón, madre medio bruja. Ello en teoría le habría impedido alcanzar el oficio de pregonero en Toledo. Pero el arcipreste parece ser amigo de "vuesa merced", lo que habría permitido la colocación del de Tormes. Hablamos pues, y ya entonces, de justicia corrupta. Ello enlaza con la autoría del "jurista toledano" del título.


Y ahí vino mi segunda sorpresa. De un modo concienzudo, con citas que apoyaban su razonamiento, el profesor Morcillo sostiene que el autor es nada menos que Fernando de Rojas, el autor de La Celestina, jurista respetado de Talavera de la Reina y conocedor del mundillo jurídico. Los paralelismos estilísticos, estructurales, me dejaron con la boca abierta. No puedo consignarlos aquí, porque sólo escuchaba admirado y progresivamente convencido. El ponente nos comunicó que el profesor García de la Concha, había avalado su trabajo. Queda pendiente la publicación de su libro, que seguramente trastocará lo conocido y es posible que provoque debate entre los especialistas. Yo agradecí que me devolvieran a mi Salamanca juvenil, a mis tiempos de preparación de clases con lo último que se hubiera publicado al respecto, para transmitir a mi alumnado la historia como algo vivo, que los animara a sumergirse en la lectura y disfrutar como yo lo hice con apenas catorce años. No deja uno de aprender. Agradezco desde aquí al conferenciante y a la AAUP que hayan hecho posible este descubrimiento para los que asistimos y que, de confirmarse, sería un auténtico terremoto, al contradecir a Rico, quien concluía en el prólogo de la edición citada que "El Lazarillo, nacido apócrifo, sigue en su imperturbable anonimato" (pág. 44).

P.S. Queda claro que ardo en deseos de volver a releer la historia del sobreviviente y pícaro muchacho.

José Manuel Mora. 

Comentarios