Ofert a les mans, el paradís crema, de Pol Guasch

Pluralidad de voces

El respeto por los idiomas me viene seguramente de mi formación como lingüista en Salamanca. Ni siquiera soy capaz de escribir un whatsapp sin colocar las comas o las tildes pertinentes. Por eso, redactar una de estas reseñas me lleva su tiempo. Excuso decir lo que me supondría hacerlo en otra lengua, distinta de la mía, con la corrección y el cuidado que pongo cuando lo hago en castellano. Toda esta introducción viene a cuento por tratar de reseñar un libro escrito en catalán, (ya se sabe que excusatio non petita, accusatio manifesta), pero que yo voy a comentar en castellano. I em sap molt greu no tindre prou seguretat per a fer-ho en català, tenint en compte que ja em vaig atrevir a fer-ne una en la llengua del poeta: Cantata de San Just, de Joan Margarit. No quiero sin embargo dejar de garabatear unas líneas para que quede constancia de que lo leí. Guasch, Pol. Ofert a les mans, el paradís crema. Barcelona: Ed. Anagrama, 2024; 2ª edición, 153 págs. La ilustración de la cubierta, Scène d'été, es de Frédéric Bazille (1870). Sin la sugerencia de mi amigo Pascual no lo habría descubierto y sin la insistencia de Adrián, mi librero, para que lo leyera en catalán, hubiera optado por la facilidad de la traducción.


El autor es para mí un joven desconocido. Guasch, (Tarragona, 1997), tiene en la fotografía que adjunto un porte retador típico de veinteañero. Pero que con tan pocos años haya sido ya galardonado por Napalm al cor con el Premi Llibres Anagrama de Novel.la de 2021 debe de querer decir algo, más cuando ya ha sido traducida al castellano, al inglés, al francés, al italiano y al alemán. Es además poeta. Tanta gana ha sido Premi Francesc Garriga en 2018, lo que muestra su inquietud temprana por las letras. Mucho de lenguaje poético hay en el libro que voy a comentar.  Tal vez todo ello tenga que ver con el hecho de haberse graduado en Estudios Literarios y haber sido profesor asociado, pese a su juventud, de literatura y crítica de la cultura. Ésta es pues su segunda obra narrativa.


Nada más comenzar la lectura nos damos cuenta de que no va a ser una novela al uso. La cita introductoria, que da título al libro, dice: Ofert al palmell de la mà / el paradís - no l'agafis, crema! Su autora es Marina Tsvetaieva, una escritora rusa, poetisa de la primera mitad del s. XX. ¿De dónde habrá salido este chico con semejante referencia? Leo luego otra frase de ella que cita Guasch: "Yo no escribo ni para mí ni para los otros, sino por la literatura misma". Toda una declaración de intenciones. Y ya desde el inicio pone de manifiesto sus preocupaciones a través de los personajes: D'això tracta, també, la meva història: del temps que no torna, perquè el temps mai no torna. I també de la por (pág. 9). Quien habla es en Líton, un joven de 24 años que piensa ya en el futuro del siguiente modo: Som perquè els altres ens recorden (pág. 10). Y en la Rita, una chica de la pobre Colonia de mineros montaña arriba. En catalán los nombres propios anteponen el artículo. Y un tercero en discordia, en René, con el que compartió avatares del Servicio (nunca se completa con el adjetivo "militar") y una pasión oscura y escondida: El Servei i l'amor callat que van significar l'un per l'altre. Un noi sense nom i les tardes de permís junts (pág. 28). No fue con el único. Pronto queda clara la pluralidad de relaciones: Aleshores, amb la llum tímida que es mesclava amb la foscor de l'albada en Líton fugia amb algun noi que havia conegut i que, segurament, no tornaria a veure (pág. 47). Lo que tendrá importancia a la hora del desenlace. Y hay en su rememoración una direccionalidad ¿hacia el lector?, ¿hacia la Rita?: Creu-me (pág. 12). No tiene el autor demasiadas intenciones de aclarar si lo que cuenta es pasado o presente, si es en Líton la única voz que narra.
Pronto vemos que no, cuando presenciamos la conversación grupal de las viejas en el lavadero. Y aquí el registro coloquial, dialectal, caracteriza a éstas, que comentan lo que sucede en la Colonia. Naltros, cap a ca nostra, cagumdena, se suceden en sus bocas mientras no hacen otra cosa que xerrar. Sus parlamentos no vienen introducidos por guión alguno, y los verba dicendi aparecen al final de la parrafada tras una simple coma: , se plany la Ploranera (pág. 30). O bien, Ens repetim les tres cercant-nos la mirada (pág. 33). Todo enmarcado entre al.luvions salvatges que ensorren algunes cases i han despertat els torrents del poble: l'aigua reprén el seu lloc (pág. 34; ¡cómo no pensar en la dana!), seguidos de incendios terribles: El foc, el foc, el foc, sanglota la Ploranera, el foc (pág. 37).  La vall negra, cremada (pág. 115).


En ocasiones es la voz interior de la Rita, que se alterna con la de en Líton en un guateque nocturno, mientras se señalan las horas en que suceden hechos contiguos: 00:19 h. I deu ser perquè penses això que li dius  digues què és el que veus des d'el sofà (pág. 78). O bien el descubrimiento mutuo: 04:35 h. Se't fa estrany el seu cos nu. T'ha sorprès el pèl al pit. I les mans grans. I les espatlles amples. I el mentó aspre (pág. 85). Y en un nuevo giro estilístico y de perspectiva, nos encontramos leyendo el diario íntimo de la Rita cuando era adolescente, con tachones incluidos: Escric perquè m'ho demana la mama (pág. 91). O esta otra aclaración: M'abelleixi, que diu la mama, que vol dir quan em doni la gana (pág. 103). Hay un oído experto en captar el habla popular: Parlaran així: per follar, per cardar, per montar-s'ho, per fotre un clau. I quina sort, diran, quina sort que no hi havia el bitxo aquest corrent amunt i avall perquè els hauria atrapat i bon vent i barca nova (pág. 118). Y así vamos teniendo las claves de la historia que se nos ha presentado fragmentada, desordenada. Una narración que explora los límites entre las relaciones personales, amorosas, familiares, incluso los de la naturaleza en la que estamos inmersos y que parece a punto de venirse abajo (odio el término "colapsar", anglicismo de moda). Un relato que presenta la amistad como una respuesta para combatir la soledad, independientemente de las orientaciones sexuales, entre jóvenes perdidos en un mundo que parece acabarse: Serà el començament del final, un altre començament que comença a acabar-se. No busca pues el autor tanto contar una historia, como crear un ambiente, para lo que las imágenes le ayudan con su fuerza expresiva: Amb la mirada blava del cel ferit (pág. 53); o bien: La motocicleta segant la nit (pág. 61). Y Y una última: Afora el sol despietat et torra la pell, es barreja amb la brutor de la nit (pág. 88). Y esa búsqueda de esquivar la soledad a pesar de que toca acceptar que estaven junts, però que, en realitat, estaven sols (pág. 147). Hay mucha desesperanza en este libro transgresor, novedoso, sin salida, que termina con esta frase de la Rita que es pregunta si algú els recordarà (pág. 153). 

José Manuel Mora.





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