A propósito del lenguaje
Como saben los que siguen este blog (?) no es mi costumbre meterme en asuntos políticos. La mayoría de quienes me conocen sabe cómo pienso y no tengo necesidad de "exponerme". Sin embargo no puedo olvidar que una vez fui profesor de lengua y una de las cosas que explicaba era la adecuación , sin la cual se producía lo que se denomina "fallo en el decoro poético". Esta entrada se podría calificar de un "texto de opinión", como saben los que han estudiado la tipología textual.
Dicho esto, he de confesar que soy lector de Reverte desde los tiempos de El club Dumas. Me parece que escribe lo que se podría considerar una literatura de consumo digna. Nada que ver con la calidad de Vargas, del que hablaba hace poco, o de mi querido Cortázar. Sin embargo desde hace tiempo que me viene cargando lo que considero una pose: la de chico rebelde, desarraigado, desde sus años de corresponsal en las guerras en las que participó y que tan bien contó. Tal vez no sale uno indemne de tanto horror. Sus premios, su entrada en la Real Academia, no han atemperado su discurso que, basándose en el deseo de llamar al pan, pan y al vino, vino, se considera con carta blanca para hablar de tirios y troyanos. Y no es eso lo que me molesta, bendita libertad de expresión, sino su tono acerbo, plagado de insultos tabernarios y de calificativos soeces. Da igual que sea el político de turno, que los enseñantes, o los funcionarios...Dispara contra todo lo que se mueve. Vale.

¿Necesita alguien que está en la pomada ser políticamente incorrecto? ¿Es esto un rasgo de estilo que, tal y como él ha confesado, hace que se multipliquen sus seguidores? No creo que le haga falta buscar más lectores por esa vía. Ya está en el top de los más vendidos. ¿Por qué tanta violencia verbal? ¿Por qué esos ataques ad hominem? No se puede ejercer la crítica de forma más morigerada? Aunque sea en Twiter no veo que sea un caso de adecuación de discurso, sino una manera de mover el cotarro para estar en el "candelabro". ¿Más?
No creo que el ex-ministro Moratinos sea merecedor de semejante diatriba y menos por sus lágrimas. No lo hacen menos macho, a mi entender, sino más humano. Que alguien se despida de la gente con la que ha trabajado durante seis años codo con codo y al hacerlo se le escapen unas lágrimas no lo hace objeto de escarnio, mofa y befa. No estoy aquí juzgando su labor como ministro, sino simplemente como hombre que se despide.
No pienso que Reverte necesitara ganar más fans en su página de Twiter del modo en que lo ha hecho. Justamente es el modo el que lo descalifica. Y por mí, vale.
José manuel Mora.
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