¡Viva la República!
No pretendo atribuirme dotes de historiador que no tengo. Si traigo hoy aquí la conmemoración de la proclamación de la II República Española, se debe no sólo a razones de calendario, sino a otras que tienen que ver con el contenido profundo de este blog.

Considero que la II República constituyó el intento más serio, entre otros muchos logros (igualdad de voto para varones y mujeres con Clara Campoamor, mejora en el trato de los presos en la cárceles con Victoria Kent, nueva ley de Educación, separación de Iglesia y Estado...), de acercar el mundo de la cultura a personas que por geografía, clase social, o formación no habían podido tener acceso a él.

Las
Misiones Pedagógicas, con su origen en la Institución Libre de Enseñanza de
Giner de los Ríos, fueron las encargadas de hacer llegar, a lomos de borricos, cargamentos de libros, para permitir luego sesiones de lecturas en voz alta (eran muchos los analfabetos entonces, sobre todo mujeres); proyecciones con un invento nunca visto en muchos sitios, el cinematógrafo; representaciones de teatro bajo la dirección de
Alejandro Casona, y con la inestimable colaboración de
Federico; conciertos corales de música popular... El Ministerio de Instrucción Pública se tomó en serio el hacer que todos los niños y niñas estuvieran escolarizados y las Misiones cosntituyeron una ayuda inestimable.

Una vez que la Misión acababa su tarea en un pueblo, el lote de libros que habían acarreado quedaba bajo la custodia del maestro o maestra y en la escuela (mi padre lo hizo desde su escuelita de Sella). Debía estar abierta a adultos e infantes y ser gratuita, por supuesto. Los coordinadores de estas bibliotecas incipientes eran nada menos que
Luis Cernuda y
María Moliner. Se crearon más de 5.500. En sólo cinco años alcanzaban al 11% de las escuelas primarias de España, la mayoría en poblaciones de menos de 5000 habitantes, que eran las que albergaban al 40% de la población. El fondo que recibían estaba constituido por 100 ejemplares de sólida encuadernación, cosidos y con tapa dura.

El golpe de estado del estamento militar, apoyado por la Iglesia y la oligarquía de banqueros e industriales, dio al traste con aquel intento, y su frustrado éxito desencadenó tres largos años de guerra incivil. Quiero recordar desde aquí a cuantos hicieron posible con su esfuerzo la pretensión durante cinco años de que el acceso a la cultura no fuera sólo un sueño imposible. Sino una realidad palpable.
José Manuel Mora
Comentarios