Una ayuda para la descodificación
Los más viejos del lugar, moduleros, digo, recordarán lo bien que lo pasaban en las clases de Historia del Libro por los continuos descubrimientos que la materia les iba abriendo respecto a algo que para muchos empezaba con Guttenberg y la imprenta. Sin embargo, no parece que le dedique demasiadas entradas al asunto en este blog. Aparentemente todo quedaba dicho en el que en el ala norte del V. del Remedio conocíamos como "el libro gordo de Petete", aquel mamotreto editado por la Sánchez Ruipérez de Hipólito Escolar, Historia Universal del Libro por el que había bofetadas para sacarlo de la biblioteca de aula.

Sin embargo ahora parece que hay una nueva referencia bibliográfica al respecto,
Universidad de Chicago: Diccionario asirio de Chicago (¿asirio de Chicago?). Por fin se ha concluido una obra cuya elaboración se inició hace 90 años en dicha universidad y que aparece ahora en 21 tomos, por 1995 $, aunque accesible gratis en internet. Para ello se ha partido del análisis y estudio detallado de tablillas de arcilla y de soportes monumentales que contienen restos del lenguaje de la antigua Mesopotamia, el acadio, en los que se usó la escritura cuneiforme, inventada nada menos que hacia el 4000 a.C. Probablemente se trata del sistema de escritura más antiguo del mundo y que corresponde a la primera civilización urbana alfabetizada en el Creciente Fértil, entre el Tigris y el Éufrates.

Con estos caracteres realizados con una caña cortada en forma de cuña (de ahí el nombre) con la que se dejaban las incisiones en la arcilla fresca antes de llevarla al horno, si estaba llamada a perdurar, o dejarla a secar para luego poder reutilizarla humedeciéndola si no era importante, se redactaban desde textos de Historia, como el de la imagen anterior, sobre las batallas de Ciro el Grande, hasta documentos astrológicos, como la cartografía celeste que sigue a continuación.

Y no sólo. En granito, para asegurarse de la perdurabilidad, se trazaron los signos que componen el primer código de la humanidad, el de
Hammurabi (1700 a. C.), que para mejor encaje se ilustraba con la imagen de la transmisión directa de las normas de las manos del dios a las del rey.

Y por llevar el agua a mi antiguo molino literario, en esta lengua se escribió una de las primeras obras maestras de la literatura universal: la
Epopeya de Gilgamesh, que tan bien comentó por cierto en una conferencia el gran
Alberto Manguel, del que aprovecho para recomendar encarecidamente su
Historia de la lectura. Barcelona: Lumen, 2005. Además se utilizaba para la economía (compra, venta, exportación, herencias de tierras o cultivo de cereales), el riego de las tierras, la predicción del porvenir, los textos médicos....

Este diccionario es algo más que un glosario de términos con sus definiciones; se trata de una enciclopedia en la que las palabras van seguidas de múltiples acepciones, además de que aparecen ligadas a referencias literarias, de derecho, religión, comercio o vida cotidiana.

Así pues, gracias a esta nueva herramienta, cualquier estudio sobre el origen de aquella vieja cultura alfabetizada y de su escritura cuneiforme y de caulquier aspecto de aquel mundo, dispondrá de una ayuda inestimable con la que aclarar el significado de tanto documento que, aunque fuera legible, seguramente no siempre quedaba claro. Ahora todo será más fácil
Con esta entrada, a lo mejor animo a repasar los amarillentos apuntes que tanto sudor costaron de retener, y que ahora sería simplemente por el gusto de refrescar lo aprendido.
José Manuel Mora.
Comentarios