Del amor y otras dificultades
Dicen quienes entienden de cine que la comedia es el género más difícil. Resulta siempre complicado mantener el ritmo, que los diálogos sean chispeantes e inteligentes y que los actores resulten creíbles. Lubitsch o Wilder eran capaces de llevar adelante los principios citados con acierto total. Por eso sus películas son clásicas.

La historia está cien veces vista en las comedias románticas: los personajes que representan Hugo Silva y Adriana Hugarte, bombero y masajista respectivamente, se encuentran y, fruto de la vida anterior de cada uno, no quieren comprometerse a nada. Sin embargo se van enredando en una relación en la que, como suele suceder, cada quien va exigiendo más al otro, va queriendo controlar más, saber más, y con cada paso dado surge el desconcierto y la frustración y, como consecuencia, las rupturas. Todo ello bien escrito y con toques irónicos que hacen bien al cuento.


La película, sin ser "esencial para la supervivcencia", se deja ver con agrado y con la sonrisa en los labios. No es poco en este tórrido verano cinematográfico. Seguramente los personajes, y no sé si el director, no conocían la cita de André Malraux: Yo no te pertenezco, no soy una cosa que posees; estoy a tu lado porque te prefiero a cuantos he conocido. Te he escogido. A lo mejor para escribir y sentir así hace falta haber vivido mucho.
José Manuel Mora.
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