La burbuja inmobiliaria o "el pisito"
Durante los títulos de crédito iniciales, el director, Max Lemke, plantea una declaración de intenciones con un travelling aéreo sobre la costa benidormí, alicatada hasta el techo. A continuación, el diálogo entre el promotor y el político nos acaba de situar: "Recalfícame esto y me dices lo que quieres a cambio". La filosofía que ha imperado a lo largo de la última década. Sólo que en el momento en que arranca la historia, la famosa burbuja ya ha estallado, pero siempre hay gente que considera que el negocio puede dar más de sí.

Y ya lo creo que da, pero a costa de los esfuerzos de la pareja que quiere casarse y necesita "el pisito" (los ecos de Azcona y Berlanga son evidentes). De hecho la película es la crónica de la degradación de los sueños de dos seres comunes hasta convertirse en pesadilla. Y junto a eso, la lucha de Álex, el protagonista, por no perder la dignidad, por no ser timado, por no quedar como un tonto, mientras el resto de estafados va cediendo a cambio de rebajar su exigencia: el piso que han pagado.

A la hora de acabar el filme el director evita caer en el happy end, aunque a algunos pueda parecerles algo inverosímil. A quienes vivimos en Alicante, donde ha sido rodada, los exteriores le confieren un plus de verosimilitud. El festival de Málaga la premió con el primer premio, así como el de mejor guión (diálogos absolutamente creíbles), y a mejor actor y actriz. Todo muy merecido. Una nueva razón para ver cine español y para seguir la trayectoria de este nuevo director.
José Manuel Mora
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