The Help (no es una petición de ayuda, sino "la ayuda", o el servicio)

O de criadas y señoras

Los yankees son unos águilas en este negocio del cine. Para eso llevan tantos años dominando la industria. Así que, de la misma forma que vieron en el libro de la Mitchell un filón que daría lugar a Lo que el viento...etc, tampoco han dejado dormir demasiado tiempo un superventas que se publicó en 2009, escrito por otra mujer, Kathryn Stockett. No vienen mal estas referencias en femenino plural cuando escribo el día de la mujer trabajadora y se trata además de una peli con un reparto coral de mujeres, en la que los varones son meramente un adorno. Aquí va, pues, el comentario con retraso.

La dirige un para mí desconocido Tate Taylor, que es responsable a la vez del guión que luego ha puesto en imágenes. Ambientada en el profundo Sur estadounidense, en los primeros sesenta, la película parte de un supuesto algo increíble. Un estado sureño en el que en aquella época los negros entraban al cine por puerta distinta, o montaban en el autobús al fondo, o se veían obligadas, caso de ser criadas, a ir a un retrete especial en las casas en que trabajaban para no transmitir enfermedades "de negros", no resulta demasiado plausible, digo, que una universitaria blanca, de vuelta en su pueblo, con ínfulas de escritora, se proponga con su primer libro (Help) escribir desde la óptica de las desventuradas domésticas.

La peli tiene un tufo "jolivudense" que tira para atrás. La justa dosis de drama y comedia para que acompañes a sus peronajes, dibujados con trazo bastante maniqueo, por las penalidades laborales y vitales de las criadas negras, e incluso pueda uno emocionarse al final. Es cierto que para quienes habían esclavizado durante siglos a una parte de la población, debía ser bastante difícil verlos como seres humanos. En ese sentido el filme puede ser un buen recordatorio de lo que fue toda una época para quienes son demasiado jóvenes. Para ello cuenta con unos medios de producción (localizaciones, coches, vestuario, diseño de interiores...) impecables. Pero es que entre las señoras (Bryce Dallas Howard está estupenda como la mala de la función) no había ni una, salvo la prota, que tuviera dos dedos de frente. Todas un atajo de madres desnaturalizadas, que necesitaban de las criadas negras para algo tan común como criar a una hija, entre un cúmulo de cosas. Con jugar al bridge y realizar tómbolas benéficas tenían bastante.

Pero si con estas premisas se entra en el juego, la peli se deja ver con agrado, a pesar de un metraje más que estándar. A ello ayudan también unos pedazos de actrices en estado de gracia: la para mí siempre acertada Sissy Spacek, en un papel de madre ida divertidísimo; una Octavia Spencer que, con razón a mi entender, le arrebata el protagonismo a Viola Davis, además de "óscares" y premios varios, por su expresividad y su vis cómica; y last, but not least, otra que me es desconocida y que está que se sale, de los modelos que la hacen vestir y de su pael de marginada y desclasada, Jessica Chastain.

Así que, ya sabéis, los amantes del cine de actrices, que queráis sumergiros en una etapa estadounidense que no se ha superado suficientemente, por lamentable que nos parezca desde aquí, y que deseéis pasar un buen rato sin demasiadas complicaciones, tenéis aquí una buena posibilidad.

José Manuel Mora