Blue Jasmine, de Woody Allen

Puro Allen

Como tanta gente, soy seguidor de este judío neoyorquino (1935), feo, hipocondríaco, inteligente, divertido, desde los tiempos de sus pelis en B/N. Annie Hall y Manhattan me fascinaron. Sin embargo su empeño en filmar una historia cada año puede ser encomiable, pero debe de resultar difícil de llevar a término, máxime cuando además, en muchas ocasiones, firma los guiones. Y así Vicky, Cristina, Barcelona, aquella serie de postalitas para vender viajes turísticos a nuestro país entre sus conciudadanos, tan poco dados a viajar en general, me resultó infumable. Sin embargo me reconcilié con él después del estreno de Match Point(2006), que me pareció que rayaba la perfección.


Vuelve ahora Allen con su Blue Jasmine, en la que también vuelve a firmar el guión. Desde los títulos de crédito iniciales estamos en su mundo fílmico: pantalla en negro, música de jazz, y una tipología gráfica absolutamente características. Se acompaña de uno de los mejores fotógrafos del mundo del cine, Javier Aguirresarobe, que ya ha trabjado con él en obras anteriores. La idea es sencilla: parte de la tan trillada figura retórica de la antítesis, encarnada aquí por dos hermanas que han tenido una suerte muy dispar en la vida. Una de ellas piensa que se trata de los genes; la otra, de saber pelear cuando las ocasiones se presentan, como hizo ella. Sin embargo, desde el arranque sabemos que la supuesta triunfadora viene de Nueva York, cuna de todo lo fashion que se pueda imaginar, derrotada y con lo puesto, que todavía es mucho, a casa de la hermana fracasada, que vive en S. Francisco. El contraste es brutal.


He visto que en algún cartel anunciador la han traducido por "jazmín azul", lo que es cierto si nos atenemos a la literalidad, pero que habría que ampliar en su sentido más amplio, puesto que Jasmine, además de flor, es el nombre con el que la neoyorquina  quiere que la conozcan y además blue no sólo es un color, sino que se aplica a gente, música, que son tristes, tal y como se encuentra anímicamente la que ha visto derrumbarse su mundo y vive la realidad aferrada a un frasco de ansiolíticos y a una botella de ginebra. Pasar de la vida que llevaba con su marido, todo glamur, y que vamos conociendo a través de elegantísimos flashback, a la realidad de su hermana, cajera de supermercado y con colegas que hacen que se le erice la piel a la estirada de la recién llegada, le resulta traumático.




















La lástima es haberla visto doblada al español, ya que en inglés las diferencias sociales se ponen de manifiesto de una manera evidente a la hora de la modalidad expresiva (no hay más que recordar My fair lady, o La huella).  Aquí lo han intentado con una variante casi jergal, barriobajera, que se distancia de la correcta forma de hablar de la hermana universitaria y que no acaba de ser creíble. El marido de la mujer venida a menos, Alec Baldwin, es una suerte de Madoff o de cualquiera de los gurtelescos aficionados que nos están arruinando la vida por estos lares.  Por eso poco me importa lo que le sucede. Sin embargo ella, que ejerce de tonta, de las que no se enteran pero viven a cuerpo de princesa, sí me resulta cercana en su desvalimiento, aunque su antigua posición la lleve a seguir dando consejos y a sentirse superior a su hermana. El plano final del banco es conmovedor.


Película de actrices, o de actriz, la Blanchet está que se sale de la pantalla. Y el director la arropa en todo momento con primeros planos en los que se crece; bellísima y elegante en los que tiene que encarnar al culmen de la sofisticación. Sally Hawkins, a quien no había visto antes, está absolutamente creíble en su papel de perdedora. Y el rompecabezas en el que todas las piezas acaban encajando al final resulta atrayente, divertido por momentos, a pesar del dramatismo de algunas situaciones. Ya sé que a parte de la crítica no le ha gustado, y yo me dejé llevar por una opinión. Luego el "boca-oreja" hizo lo suyo y he acabado yendo, cosa de la que no me arrepiento, como creo que se advierte en estas líneas. Creo que los amantes de Allen deben ir a verla y formarse su propia opinión. Es un consejo de amigo.

José Manuel Mora.


Comentarios

Basi ha dicho que…
Con esta película me he vuelto a reconciliar con Allen, pues me cabreó bastante la anterior: "A Roma con amor", que me pareció mala, incluso ridícula, una auténtica tomadura de pelo.