Historia de las tierras y los lugares legendarios, de U. Eco


El erudito curioso

Todavía colean  los presentes de Reyes. Esta vez se trata de un detalle de mi sobrino Julio, de espíritu libresco, "a pesar de" ser de ciencias. Su regalo me permite presentar una auténtica novedad, cosa no sé si demasiado frecuente en estas páginas. ECO, Umberto. Historia de las tierras y los lugares legendarios. Barcelona: Lumen, 2013. Este ejemplar podría ser un argumento "de peso" para demostrar que no todo se puede leer en formato electrónico. Lumen se ha cacterizado siempre por ser una editorial que cuida sus productos con gusto exquisito, a veces con formatos poco habituales (recuerdo con nostalgia un libro que me marcó: ZIMNIK, Reiner. Los tambores, Barcelona: Lumen, 1976, con unos dibujos de lo más sugerentes y novedosos en la época, un cuento para adultos). Y aquí lo ha vuelto a hacer. Cubierta con una magnífica reproducción de T. Cole (1842), tapas duras enteledas, hojas de guarda y papel satinado para mejor disfrutar de la cuatricromía de sus reproducciones, uno de los atractivos del libro en cuestión.



D. Umberto (Alessandria, Piamonte, 1932), al que le he encasquetado el tratamiento por su condición profesoral de filósofo, lingüista, crítico literario, aficionado (es un decir) al cine y a la arquitectura, semiólogo, erudito y tantas cosas más fue, para los de Románicas en Salamanca, un descubrimiento gozoso con dos obras de gran impacto en los setenta: Obra abierta (1962) y La estructura ausente (1968).  Luego vino su sorprendente paso al mundo literario. El nombre de la rosa (1980) se convirtió en un superventas, cuando era poco previsible dado el tocho de 600 páginas y la ambientación en los claustros y bibliotecas de los monasterios medievales. Pero los asesinatos tienen gancho y en los seis días en los que se desarrollaba la trama, se iba a uno por jornada. Jugué con el autor a leer cien páginas cada día, las correspondientes a un día, aunque me quedara con ganas irrefrenables de más, y me lo acabé en una semana de verano que recuerdo gloriosa. Después de su transformación en peli, ya no puedo imaginar a G. de Baskerville con otra cara que no sea la de Connery. Me pareció genial la defensa de la risa, como algo que nos diferencia del resto de animales, que se marcaba el piamontés en su novela.


Que alguien que ha escrito sobre procedimientos y técnicas de investigación se haya embarcado en semejante aventura no es de extrañar. Su tesis doctoral sobre T. de Aquino debió de ser de aúpa, con todo un aparato crítico y consulta de fuentes primarias y secundarias, que la convertido en obra de referencia.  El ratón de biblioteca que es Eco se ha propuesto "hablar de lugares y tierras legendarias , esto es, de tierras en torno a las cuales han surgido leyendas que durante siglos las han presentado como realmente existentes" (pág. 309). Las Antípodas, las tierras de la Biblia o de Homero; las del Preste Juan, el Paraíso terrenal, la Atlántida, el Dorado, el País de Jauja, las islas de Utopía, Thule, Camelot, o el interior de la tierra... No quiero copiar aquí todo el índice, pero lo transcrito nos pone sobre la pista de lo que ha suscitado el interés de Eco. Algunas de estas historias se enraízan en la mitología más antigua de los humanos de cualquier cultura, otras provienen de la mente de sus creadores. "En resumen, las tierras y los lugares legendarios son de distinto género y solo tienen en común una característica: tanto si dependen de leyendas antiquísimas cuyo origen se pierde en la noche de los tiempos, como si son producto de una invención moderna, han originado flujos de creencias" (pág. 9) . Y yo diría que de actuaciones también.

 

.Muchos de estos lugares habitaban en mi imaginación, pero sólo de oídas. El viejo profesor estructura su obra con una introducción general de cada uno de estos ítem y luego la complementa con una selección de fragmentos de las obras en las que estos lugares aparecen. Para hacerse una idea conviene saber que el libro se complementa con 13 páginas de referencias en letra menuda, lo que puede dar cuenta de la minuciosidad del erudito. A todo ello se añade la selección de las ilustraciones, algunas, las menos, conocidas, como las de Doré, otras nunca vistas porque no ha metido uno la nariz en las pinacotecas donde se encuentran o en los ejemplares que ilustran. "Lugares que han creado quimeras, utopías e ilusiones, porque mucha gente ha creído realmente que existen o han existido en alguna parte" (pág. 7). Y los crédulos no se limitan a ser los del mundo antiguo o los del Medieovo, ni tampoco los que con esos en mente partieron a viajes imposibles en pleno Renacimiento. Incluso en los siglos XIX y XX han existido personajes que han escrito sesudos tratados sobre espacios inexistentes en los que nuestros contemporáneos han acabado creyendo. Lugares en los que se albergaban nuestros mostruos o nuestras ideas utópicas, el mundo de los sueños que permitían liberar a los humanos constreñidos por una realidad frustrante o sufriente del yugo diario. En muchos de ellos coincide que existen ríos de leche y miel, por no hablar del oro o las piedras preciosas.
 

La erudición de este libro, de alta divulgación, no está reñida con la amenidad. Es posible que algunos de los textos seleccionados no sean del todo de nuestro gusto, pero las introducciones de cada sección resultan muchas veces sorprendentes, cuando no hilarantes, debido a la fiabilidad que se daba en su tiempo a  un cúmulo de territorios fruto la mayoría de mentes calenturientas, cuando no interesadas, cabalísticas... A veces las referencias no son meramente librescas, sino que se complementan con citas cinematográficas, o del mundo de las viñetas del cómic. En otras ocasiones provienen del mundo de la literatura culta y popular. Como nuestra realidad, que parece conocer y dominar todo nuestro mundo, no nos anima ya a salir en busca de lugares desconocidos (aunque aún haya turistas que viajan al encuentro de la ubicación del Grial, p.e.), el recorrido del libro abrirá a nuestra imaginación las puertas de mundos que durante muchos siglos se consideraron existentes. El prefacio se cierra con una frase paradójica, que imagino muy del gusto del autor: " Y de la realidad de estas ilusiones es de lo que se ocupa este libro" (pág. 9), la cursiva es mía.

José Manuel Mora.

P. S. Ayer, día 20 de febrero de 2016, falleció Umberto Eco en Milán. Requiescat.





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