Dos vidas, de Georg Maas

 Un pasado en continuo presente

El secarral de la cartelera alicantina no da para muchas alegrías. Salvo los Aana, casi el único referente de cine alternativo, lo demás es descerebre vacacional. El Navas a veces sorprende con la proyección de alguna que se sale del patrón e incluso prolonga su exhibición más de lo normal. En este caso ésta es la tercera semana de Dos vidas (2012), del director alemán Georg Maas, de quien no creo haber visto nada con anterioridad, aunque ha filmado un par de títulos más:  NeuFundLand (2003) y Pfadfinder (1999). Ha sido codirigida por Judth Kaufman, que también se responsabiliza de la fotografía. Se han basado en la novela de Hannelore Hippe, cuya mano se hace patente en la creación de los personajes femeninos.


Nada más ver las localizaciones donde sucede la acción de la peli, me he trasladado mentalmente a mi viaje a Noruega, a Trondheim, la ciudad más septentrional a la que llegué, a Bergen que, sin ser citada, posee un perfil fácilmente reconocible con sus calles empinadas y sus casas de madera pintadas de vivos colores, sólo que yo no lo vi nevado y las imágenes del filme tienen por esa razón más fuerza. Y por supuesto los fiordos que aparecen. El frío y la luz especial que lo envuelve todo acaban por situarlo a uno adecuadamente, aunque en la sala el aire acondicionado bastara para congelar a los dos únicos espectadores presentes. Con ser toda esta evocación muy fuerte, había en mi mente imágenes más próximas y más intensas, las que me descubrieron el drama de mujeres escandinavas violadas o enamoradas de los ocupantes alemanes, convertidas en apestadas al terminar la guerra y cuyos hijos les fueron arrebatados para ser llevados a Alemania como portadores de sangre aria, que debían ser protegidos. De todo esto, que yo desconocía, leí hace bien poco en la impresionante trilogía de H. Wassmoo, ya comentada aquí (http://mbadalicante.blogspot.com.es/2014/02/la-casa-del-mirador-ciego-de-herbjorg.html). Y por ello, la historia que se cuenta, "basada en hechos reales", me resultaba más próxima. A todo ello, por último, se le añadía el inquietante recuerdo de otra peli alemana: El silencio de los otros, que también trataba del otro gran tema que toca el filme que hoy comento: las actividades de la terrible policía política de la RDA, la Stasi.


La inmensa y bergmaniana Liv Ullmann da un recital de cámara interpretativo al encarnar a esa mujer bisabuela, de vida plácida, a la que el pasado se le viene encima de nuevo y de la manera más inesperada. Los nórdicos no son demasiado expansivos, según el cliché, pero esta mujer parece vivir todas sus emociones hacia dentro, con una contención en la mirada que resulta emocionante y transparenta sus sentires. No es ella sin embargo la protagonista, sino su hija, la muchacha trasplantada a Alemania y educada allí hasta que decide escapar al llegar a su mayoría de edad, para volver a su país y empezar una nueva vida. Da aliento al personaje una tal Juliane Köhler, capaz de meterse en la piel de las dos mujeres, la actual y la que encarna a su personaje cuando era joven, ambas con una gran verosimilitud. Los autores han utilizado una técnica que ayuda a dar credibilidad al asunto y es la filmación de los elementos del pasado en una especie de super8, de grano grueso y colores densos pero de menor resolución. Con esta alternancia entre pasado y presente, vamos entendiendo el conflicto vivido por la protagonista, en su juventud, y en el presente que se nos muestra y que corresponde con el año 1990, recién caído "el muro" y una vez que se produjo la unificación de las dos alemanias.

Hay un cierto aire de thriller en la medida en que la mujer se ve acosada por sus antiguos compañeros de espionaje. Ellos son los auténticos personajes inquietantes del filme. Son quienes le marcan las pautas y la obligan a hacer lo que ella no querría, quienes la sitúan en un permanente dilema moral entre su familia, su vida presente y lo que debe a su pasado. Los giros de guión son soprendentes y el final ciertamente abierto. Queda mucho por descubrir de tanto horror provocado por los nazis y del subsiguiente desarrollado tras el telón de acer famoso. Aunque tal vez ha pasado sotto voce por nuestras pantallas, merece la pena verse si es que la mantienen la semana próxima.









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