Sense8, de The Wachowskis y J. Michael Straczynski

 Rareza

Quienes frecuentan estas páginas, saben que no me muero por el género de la "ciencia-ficción" (salvo raras y honrosas excepciones, Metrópolis, Fahrenheit 451, Blade Runner, o bien 2001: Una odisea del espacio, p.e.). Las mentes pensantes de la serie que voy a comentar, antes creadores varones, The Wachowskis , dirigieron la serie Matrix. El segundo que ha participado, J. Michael Straczynski, ha sido guionista de prestigio en la saga de Spider Man. Y cito sólo lo que he visto. Aquí han formado tándem para Netflix y se ha pasado en televisión a mediados de 2015, así que no llego demasiado tarde. ¿Qué me ha llevado a ver los doce capítulos de la por ahora única temporada? Probablemente saber que para muchos es de las series más cool, que decimos los ingleses, de los últimos meses. Y que me la recomendaron buenos conocedores del asunto.


No es que haya inspiración mutua, pero en River, última comentada aquí, también había presencias que sólo percibía el protagonista. "Oscurezcámoslo", que decía Góngora. Ahora son ocho personajes ubicados a distancia unos de otros (Nairobi, Bombay, S. Francisco, Reykjavik, Chicago, Londres, Berlín, México D.F., Seúl) pero que pronto descubren que hay una cierta conexión mental y espiritual entre ellos (ahí entraría lo de la S.F.). Pueden percibirse repentinamente e interactuar, no de forma premeditada, sino cuando alguno de ellos está en peligro; siempre hay otro que aparece, según sus particulares destrezas (cada uno tiene las suyas), para ayudar al integrante de esa aparentemente única camada de seres evolucionados que, tal vez por serlo, sufren persecución por parte de alguien que desea eliminarlos. Con todo ello, saltamos de la ciencia ficción al género de acción más desatado, pasando por el melodrama más desaforado y telenovelero que uno pueda imaginar. Los ocho protagonistas formas a su vez una fauna variadísima: una mujer de negocios coreana que practica la lucha a escondidas; un policía que guarda un secreto terrible de infancia; una Dj. islandesa cercana al mundo de las drogas; una investigadora india a punto de un matrimonio no deseado; un keniano que conduce un autobús destartalado, admirador de Ven Damme; una transexual experta en hakeos varios; un ladrón de diamantes; un actor mexicano con todo el machismo propio de allá, que está bien encerrado en su armario.


He dejado este tráiler de los títulos de crédito porque es un buen exponente de uno de los atractivos de la serie: el hecho de que esté rodada in situ en todos los lugares mencionados, lo que da pie a intentar reconocerlos si se ha viajado antes a esos lugares. Los medios que ha puesto Netflix al alcance de los creadores han sido extraordinarios y así son también las escenas de la procesión de Ganesha en Bombay, o las panorámicas de Islandia, por no hablar del Zócalo mexicano, o lo rodado en Berlín junto a los restos del muro o las escenas de Chicago delante de la fuente de J. Plensa. Y aunque no suelo hacerlo, no quiero dejar pasar, como muestra de la admirable banda sonora, otro tráiler que incluye la famosísima canción What's up, cantada por los ocho.



No creo que haya que buscarle trascendencia a la historia. Simplemente es un trepidante entretenimiento (increíbles las balaseras que se montan, tanto en la supuesta realidad, como en el rodaje de la peli que protagoniza Lito) y que a veces está a punto de írsele de las manos a sus creadores. Los de la LGTB estarán encantados con la tipología relacional que la serie muestra. Las escenas homoeróticas, bastante explícitas, entre ellas y entre ellos, están rodadas con sensibilidad e inteligencia y en el caso de las que tienen que ver con el actor español Miguel Ángel Silvestre, no exentas de humor. Hay incluso un ménage à plusieurs, supuestamente soñado, en el que se mezcla todo. Salvo a éste último y a Naveen Andews, a quien tenía en la mente desde la serie Perdidos, no conocía a nadie, aunque todos están impecables. Así pues, buenos giros de guión, una planificación llamativa con los cambios de encuadre y de personajes, una banda sonora excelente y unas localizaciones espectaculares. Buena serie para el verano.

José Manuel Mora. 








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