Estados Unidos del Amor, de Tomasz Wasilewski

 Polonia

Casi dos meses sin ir al cine. Las series, la lectura, el canto, la natación, el periódico, todo parece conjurarse para que pierda un hábito enormemente arraigado en mí. Incluso en la sala se habían producido cambios y las butacas centrales del pasillo han desaparecido. Sin embargo lo que había leído a propósito de la peli que me disponía a ver, me ha hecho salir de casa a pesar del intenso calor. Estados Unidos de Amor es una cinta polaca y recuerdo lo que me gustó la última que vi procedente de ese país, Ida, de Pavel Pawlikowski, allá por 2014 nada menos y comentada aquí en su momento. Esta de hoy la dirige el primerizo Tomasz Wasilewski y con ella ganó el León de Oro de la Berlinale al mejor guión.


 Es emininentemente una peli de mujeres, las cuatro infelices, frustradas en deseos y esperanzas. Todo ello en la época subsiguiente a la caída del muro de Berlín en 1989. La cena inicial, comunal y familiar ya señala algunas novedades: "hay Fanta", se muestra unos tejanos como lo más a la moda, se alquilan cintas de VHS o se participa en clases de aerobic, se habla de comprar un coche nuevo o viajar de vacaciones a Checoslovaquia... Todo ello en un bloque de viviendas de la época socialista, construido en medio de ninguna parte, sin urbanizar, pero en el que la presencia de la Iglesia Católica ha vuelto por sus fueros y ha ocupado el lugar que tenía en la sociedad y en las conciencias de sus gentes, no hay que olvidar la influencia que ejerció desde Roma el Papa Wojtyla en toda la transición hacia los nuevos sistemas democráticos. Volvamos a las mujeres: la malcasada que suspira por el párroco, la directora de un centro escolar, amante de un médico, la madura profesora de ruso, sola y obsesionada por una joven vecina que suspira por hacer carrera como modelo. El guión transita sabiamente de una historia a otra, sigue a las protagonistas desde detrás, con la cámara centrada en sus nucas por pasillos interminables, todo con la frialdad de color y ambiental que uno imagina en los ambientes del socialismo real. 



Hay mucho dolor en las vidas de estas mujeres que luchan por salir adelante ejerciendo un trabajo que las haga parcialmente independientes, pero sometidas a l voluntad de sus parejas. No parece haber salida. La interpretación de unas actrices desconocidas aporta como suele un verismo adicional a lo que se presnta. Sin embargo me ha parecido excesiava la duración de algunos planos silenciosos que pretenden mostrar el estado anímico de las mismas. Algunas secuencias son auténticamente dolorosas. Hace unos años estuve en Wroclaw y en Poznan a cantar con el coro de la U.A. No salía de mi asombro al ver iglesias abarrotadas de gente joven, al presenciar manifestaciones de católicos integristas reclamando más espacio para ellos en las radios locales... La huella de la que hablaba T. Gross en su impactante libro, Vecinos, comentado aquí. Hay que conocer la Historia para entender cómo el superviviente de los Kaczyńsky sigue manejando la política del país y lo ha convertido, junto con Hungría, en unos de los más reaccionarios de la nueva Europa. 


José Manuel Mora.

















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