Here and Now, de Alan Ball

 Familia arco-iris

De nuevo una crítica leída apresuradamente me pone sobre la pista de una nueva serie de la prestigiosa HBO y que viene firmada por un nombre con pedigrí, al menos para los que vimos Six feet under (2001-2005) hace ya tanto tiempo, sin salir de nuestro asombro ante aquella familia tan desestructurada, o para quienes nos quedamos con la boca abierta ante la mirada arrasadora de la sociedad estadounidense que proyectaba su guión de la oscarizada American Beauty (1999). No vi la famosa True Blood  Alan Ball sigue en plena forma creativa a sus sesenta años y ha concebido la serie Here and Now participando en el guión y en la dirección de algunos de los capítulos de los diez que componen la primera temporada. Verla una vez a la semana, conforme la han ido subiendo a la plataforma me descentra de la intensidad que se logra viendo dos o tres capítulos de un tirón. Me frustra no saber si habrá segunda temporada y que el final haya quedado tan completamente abierto. Si es que se lleva a término, cuando quieran colgarla es muy posible que haya olvidado muchos aspecos de la historia que ahora están frescos en mi mente. Para ayudar a la memoria, aquí dejo estas líneas a modo de comentario. Como el éultimo de los episodios lo han subido esta semana, puedo decir que esta vez sí se trata de una novedad. Bien es cierto que, en un cajón "desastre" como es este blog, tan variopinto en su temática (vid etiquetas), no todo teiene la misma recepción y las series a veces obtienen menos visitas que los libros o las pelis o los viajes. Cuestión de gustos.


Los padres de esta atípica familia de la costa Oeste estadounidense (Porland, Oregon) son tardohippies de izquierdas (allí se llaman liberal) que decidieron conformar una familia adoptando hijos de diferente procedencia: Viet Nam, Liberia y Colombia. Por último acabaron teniendo una hija biológica. Los educaron a todos de manera exquisita, con los medios que un profesor universitario de filosofía y su mujer, experta en solución de conflictos y psicóloga, pueden disponer, que son muchos. Los mayores han triunfado en su profesión (diseñadora y entrenador personal) y los pequeños todavía están estudiando. Ramón, es experto en programación de juegos para ordenador y es naturalmente gay (de forma natural, sin necesidad de explicaciones; vid la entrada anterior a propósito de cómo ha evolucionado la manera de enfrentar el asunto y de cómo lo hace Ball, abiertamente homosexual), lo que su familia acepta de forma igualmente natural. La chica está en una edad más conflictiva y acaba amigándose con un muchacho cuyos padres proceden de Oriente Próximo (él, psicólogo ateo y ella, musulmana creyente) y que es de "género fluído". En su casa se cubre con hiyab y se pinta los ojos con khol. Todos llevan a cuestas su trauma personal y saben que el hogar será siempre un lugar donde sentirse protegidos. Los padres, tan políticamente correctos ellos, no están exentos de contradicciones que se irán poniendo de manifiesto conforme la serie avanza. Lo que para las críticas que he leído supone una rémora, algo déjà vu, a mí no deja de hacerme gracia, justamente por tremendamente humanos y a la vez patéticos que pueden llegar a ser todos ellos. Racismo, traumas infantiles, falsas adopciones, matonismo escolar, engaños de matrimonio, conflictos religiosos, personalidades escindidas, todo cabe en el seno de esta familia que allá, junto al Pacífico, podría ser una familia tipo. Para acabarlo de componer se introduce un toque fantástico a través del video juego de Ramón y de la conexión que esxiste con el psiquiatra iraní, de oscuro pasado. Esta es la parte que me ha traído más sin cuidado. Más cuando el final de la temporada lo deja sin explicación de ningún tipo.


El elenco es perfecto: Tim Robbins y Holly Hunter están estupendos en su composición de esos padres preocupados y a la vez con intentos de vivir los últimos cartuchos de sus vidas. Los demás actores me son desconocidos, pero cada uno saca partido de su papel sin caer en clichés fáciles. Como rasgo de estilo me resulta curioso que cada secuencia termine con los sonidos de la siguiente sobrepuestos a las imágenes finales de la que estamos viendo. Sin ser esencial para la supervivencia a mí me ha resultado entretenida, aunque me haya quedado con las gans de ver cómo lo resolvía el creador.

José Manuel Mora.

https://www.youtube.com/watch?v=NulayREuElo  

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