La Academia, de Pablo Bartolomé, Yolanda García Serrano y Fernando Trullols

"Fúmbol"

Quienes curiosean por estas páginas saben que no me gusta el fútbol. Este desagrado mío fue motivo de marginación en mi niñez y adolescencia. Ahora, simplemente me aburre, por no entrar en terrenos más delicados, como los dinerales que se manejan en sueldos traspasos y fichajes, el oscuro asunto de las hinchadas y demás. Tampoco me identifico con equipos, colores, naciones... Sin embargo y, coincidiendo con que mañana se juega una final, me he puesto a ver una serie que se centra justamente en el mundillo del fútbol juvenil. La Academia (L'Acadèmia), estrenada este 2024 y colgada en Prime Video. Son tan sólo ocho capítulos que se ven con facilidad.



Al final explicaré por qué, a pesar de lo expuesto más arriba, he decidido seguirla y concluirla. La etiqueta de género se podría cubrir como "drama juvenil", pero ambientado en una academia de élite, la del Apolo FC, auténtico hotel de super lujo en diseño de espacios, una especie de cantera, a la que asisten chicos y chicas cuya pasión es el balompié, y que luchan por  aprender a jugar bien para poder lograr ganar partidos y, si hay suerte, que algún ojeador o representante se fije y pueda llegar el salto a los equipos grandes. Al tiempo, se han de someter a normas estrictas, disciplinas férreas, se han de formar físicamente y han de aprender a convivir respetando las normas y el trabajo de equipo, con las rivalidades típicas de la adolescencia y la competición, a lo que se añaden los problemas que cada quien trae de casa (de ahí los flash back), los amoríos propios de la edad y las diferencias de extracción social. Disponen de entrenadores, Willy (un muy creíble Marc Martínez), de psicóloga (Bárbara Goenaga, de sobriedad perfecta), espacios para el ocio, piscina... Adrián (Marc Soler), el capitán del equipo masculino, hijo de una antigua gloria del club, ve en peligro su liderazgo con la llegada de Jairo (Ton Vieira), un inmigrante colombiano con un excepcional toque de balón. Las chicas tendrán que lidiar con un entrenador brutal (estupendo Luka Peros en su papel de torturador de crías bajo el disfraz de la exigencia, que esconde un trato machista y un abuso de poder; "soy Dios", dice) y también entre sí para llevar el brazalete, Lara (la combativa Rita Gonzzález), o Meriem (Ebony
Vidjrakou, todo un carácter). Los últimos éxitos del fútbol femenino han puesto el asunto en la serie, pienso. La guinda de una temática tan variada la pone el asunto de la atracción sexual, no siempre heteronormativa y también diferente si se trata de una chica, expuesta en el grupo con naturalidad, o de un chico que la oculta, porque sabe lo que supondría saltar al campo si se supieran sus preferencias. No cuento más, que luego me decís que hago spoilers.


La variadísima temática que plantea la serie, más allá de los partidos que juegan, es lo que me ha tenido enganchado, preguntándome si resolverían con acierto tantas y tan variadas problemáticas. Y a mi modo de ver lo han conseguido, sin caer en estereotipos ni en soluciones facilonas o melodramáticas. La frescura interpretativa de un elenco joven, desconocido para mí que no veo las series de la 1, ni las de TV3, da credibilidad a esta muchachada que pelea por un sueño. 


No deja de ser una serie para que la disfrute gente joven y aficionada a ese deporte. Sin embargo la trascendencia de las temáticas arriba expuestas, me permite pensar  que sería un buen instrumento de educación en muchos centros. Los debates que se podrían suceder tras cada capítulo, bien dirigidos, estoy seguro de que podrían dar mucho de sí. 

José Manuel Mora.



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