Lecciones de tolerancia, de Arkadiy Nepytaliuk

Una rareza

Es  cierto que hace tiempo que no voy al cine. Ni la cartelera me ha resultado demasiado atractiva en estos días de canícula, en los que hay que echarle ganas para salir a la calle, ni mis "compromisos" musicales, con un concierto de cierre de temporada a las puertas, me lo han permitido. Así pues, solemos refugiarnos en la plataforma que muchos consideran como una "filmoteca nacional" moderna y on line, con una programación cuidada de clásicos, y de títulos de actualidad que no se ven en las salas, con versiones originales subtituladas con esmero. Hablo, claro, de Filmin. Y de repente, en la búsqueda de algo con lo que pasar el rato después de la cena, tropezamos con una rareza: una película proveniente de Ukrania, del año 2024: Lessons of tolerance (Lecciones de tolerancia), es como viene titulada en la plataforma, en inglés. Que en plena invasión rusa del país, con una guerra trágica, haya coraje para seguir intentando crear, cine en este caso, me parece casi una heroicidad. Arkady Nepytaliuk y su coguionista Ludmila Timoshenko, han decidido filmar esta comedia a partir de una obra teatral de Ihor Bilyts. El director no es un principiante. Ya fue premiado por un corto de gran éxito, Golden Leggins (2022), y lleva dirigiendo al menos desde 2017.


Hay más cosas extrañas en la peli: en Ukrania, como en Rusia y en general en los países del este, la homofobia es algo muy arraigado y perseguido. Que director y guionista hayan elegido esta obra, en tono de comedia, para tratar un tema tan serio, no ha dejado de sorprenderme. El que haya sido filmada en el interior de la casa de una familia trabajadora, en la que el espacio no parece sobrar, provoca una especie de claustrofobia, una necesidad de abrir ventanas para que todo se airee. En ella parecen estar encerrados los miembros de un grupo humano sin demasiado horizonte vital. Tan sólo la madre, una maestra con ganas de sacar su casa adelante, parece consciente de lo bien que le vendría a todos ellos una subvención del gobierno, proveniente de la U.E., caso de que acepten acoger en el hogar a un homosexual (Akmal Gurezov), batallador, concienciado, fontanero de profesión, que viene a impartir esas "lecciones de tolerancia" entre quienes no parecen estar dispuestos a recibirlas: el padre (Oleksandr Yarema), sin demasiadas luces; la madre (Olena Uzlyuk), trabajadora infatigable; un hijo que es un vago integral (Oleksandr Piskunov), y una hija con aspiraciones artísticas (Karolina Mruha). 


Y en ese ambiente, enrarecido por las dificultades económicas, aparece un personaje inteligente, tolerante, capaz de escuchar, que se hace cargo de la situación, acostumbrado además al rechazo y a saber lidiar con ello. El film está dividido en diez capítulos, las diez lecciones que se van a impartir y que están formuladas en el encabezamiento de cada episodio. Esa figura, que viene a trastocar la vida de una familia tradicional, me ha recordado al personaje de Teorema (1968, en España se estrenó en el 76, muerto ya "el que te dije"), del gran Pasolini, el carismático y hermoso Terence Stamp. Como allí, nada será igual cuando la estadía de Vasyl termine. En todos ellos se habrá producido una transformación casi catártica. El contraste con una realidad nada amable con la posible aceptación de los gais, lo pone un familiar que viene a celebrar un aniversario a la casa.


Es cierto que, tras los acontecimientos de la plaza del Maidán, el subsiguiente acercamiento a la U.E. y más ahora con la invasión rusa, las ansias de modernización de aquellas sociedades han traído unos cambios brutales, tal vez demasiado rápidos para que puedan ser asimilados con naturalidad. De una parte, el director parece reírse de la banalidad de estos planes de ayuda, y va planteando las situaciones en extremos hilarantes. Por otro lado, es posible que la película adolezca de un cierto "buenismo" en el modo en que todo se va resolviendo. Una sociedad machista hasta la médula, dominada por la retrógrada iglesia ortodoxa, no creo que pueda cambiar con estos cursillos rápidos. 


Si se acepta la propuesta, la cinta se ve con agrado y con la sonrisa permanentemente dibujada en nuestros rostros. Mientras, Rusia, Polonia, Hungría, siguen encarcelando gais y prohibiendo asociaciones que pretendan defender sus derechos. Queda mucho por pelear en esas sociedades, lamentablemente.  

José Manuel Mora.

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