Hampones
En un intento de seguir acercándome a lo que desconozco, y llevado por una fama que le precede, decido adentrarme en un escritor para mí incógnito. Hammett, Dashiell. Cosecha roja. Madrid: Alianza Editorial, 2023 en su quinta reimpresión (la primera edición es de 1967), con prólogo de Luis Cernuda; trad. Fernando Calleja. 293 págs. Y el original, Red Harvest, es de 1929, en plena crisis económica, lo que es importante a la hora de la valoración.
Hammett (Maryland, 1894 - Nueva York, 1961) había sido detective, lo que seguramente le proporcionó material para sus relatos pulp, que tenían como modelo el hard boiled. Tuberculoso y alcohólico, tal vez eso influyera en su cosmovisión literaria. Escribió novela negra, alejándose de lo habitual en ese género, el descubrimiento del asesino. Derivó en una crítica social a través de sus historias, redactadas con la concisión de los informes que seguramente tuvo que redactar para su agencia. Fue contratado también como guionista en Hollywood. Dejó pronto de escribir, en 1934, y se dedicó al activismo político de izquierdas, afiliado al Partido Comunista, lo que no es muy frecuente en los USA, y que lo llevó a estar incluido en listas negras, llegando a ser encarcelado.
Todo el relato está contado desde la perspectiva del protagonista, un investigador privado que llega a Personville contratado por el hijo de un aciano acostumbrado a controlar la ciudad a su antojo y según sus intereses. Pronto el investigador, del que desconocemos su identidad, descubre que el nombre del lugar se ha acabado trasformando en "Poisonville" (¿Ponzoñosa? ¿Envenenada?), más acorde con su realidad actual: "Hay muchas cosas que pecan de malas en todo cuanto se refiere a esta cochina ciudad" (pág. 31). Y más adelante: "Poisonville es su verdadero nombre. Me ha envenenado" (pág. 218). Elihu Willsson es el zar de la ciudad. Controla desde siempre la prensa, la policía, el tráfico de alcohol... Y sin embargo siente que ese control se le está yendo de las manos cuando asesinan a su hijo. Esa es la razón de que haya contratado al narrador. "Necesito a un hombre para limpiar esta pocilga" (pág. 71), dice el viejo. El detective, de mediana edad, bajo y gordo, solitario y cínico, carece del halo misterioso que tienen otros personajes de su estilo en la narrativa o el cine de la época. Tal vez por eso es el único título de su serie de novela negra que no ha sido llevado a la pantalla, a pesar de contar con una femme fatale que daría mucho juego. Él es un hombre gris, pero a su modo tremendamente efectivo, puesto que pronto consigue con su investigación que "Poisonville comience a borbotear bajo la tapadera" (pág. 166). Los tiroteos se suceden y son muchos los que acaban cayendo bajo las balas. De hecho, y a pesar de las reuniones que pretenden aplacar la tensión, "todos están decididos a devorarse los unos a los otros" (pág. 212).
José Manuel Mora.
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