El tiempo de la felicidad, de Pål Jackman y Petter Naess

Petróleo

No recuerdo cómo llegué a esta serie. Tal vez algo que leí sobre el descubrimiento de petróleo en Noruega en los años setenta, que cambió por completo a aquel país. Ya sé que no es una novedad, pero atrapados por los primeros capítulos hemos visto los 24 episodios de las tres temporadas de que consta El tiempo de la felicidad (Lykkeland), dirigida por  Pål Jackman y Petter Naess sin demasiadas ganas de que acabara. Por una vez lo "nórdico" no venía asociado con crímenes e investigaciones subsiguientes. Se acaba de estrenar en Filmin la tercera y última temporada.



A finales de 1969 saltó la alarma en una plataforma anclada en medio del océano, cerca del pueblecito de Stavanger, gestionada por una compañía estadounidense. Empezó a brotar el petróleo en un chorro incontenible. Noruega era un país volcado al mar, con la pesca como principal fuente de riqueza, que iba escaseando, y una agricultura insuficiente, dado lo montañoso de su orografía y el frío de sus latitudes más al norte. La vida de las gentes del pueblo y la de todo el país dio un giro radical. Las ganancias de la extracción sirvieron para modernizar el país, atender a las prestaciones sociales, y también para enriquecer a las compañías que se implicaron y a quienes supieron ver la oportunidad y la cazaron al vuelo. Entre estos últimos están los jóvenes protagonistas de la historia: Anna, Christian, Toril y el estadounidense Jonathan, que intentarán luchar para hacer realidad sus sueños. Si tan sólo hubiera tratado la serie de estas historias personales, tal vez no hubiera sido tan interesante. Y me explico.


Además entre los personajes principales, Anna (una Anne Regine Ellingsæter muy lejos del star system, pero tremendamente efectiva en la composición del personaje) es un ser complejo, contradictorio, luchador, condicionada por su extracción humilde, se debate entre su posible bienestar y los intereses colectivos.  Otros se ven condicionados por los valores estrictos del protestantismo, o por las normas familiares que se intentan romper, como hace Toril ( una desgarrada Malene Wadel) montando un bar. El papel social de la mujer bascula entre los clubes de caridad y los intentos de emancipación coartados por la crianza o por las dificultades de alcanzar puestos de responsabilidad.. 


Los problemas en la plataforma con motivo de tormentas, averías, dificultades en el buceo, son otro componente de emoción. La lucha entre la rentabilidad y el peligro de inmersión profunda. Todo va evolucionando desde los inicios de los 70 a los 90: la manera en que visten, el uso de teléfonos "alámbricos" o de ordenadores auténticos armatostes que uno mismo usó. La música es otro componente fundamental en la serie. Y la pelea entre los intereses empresariales y los del ministerio de medio ambiente, por ejemplo, es de enorme actualidad. En definitiva, una serie que se sale de los cánones habituales y que merece ser vista.

José Manuel Mora.

https://youtu.be/dKMbshmEWIc?si=JsDq4UWLeZ1FJvpF








 


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