Monsieur Spade, de Scott Frank y Tom Fontana

Héroe en retirada

Con tanto viaje estoy descuidando otro tipo de entradas de este blog. Como no dispongo de la posibilidad de colocar un meme, diré que lo anterior tenía un carácter irónico. A la vuelta de Ibiza hemos seguido una serie de la que no había leído nada previamente. Monsieur Spade. El título me resultó atractivo. Luego la sinopsis me confirmó que debíamos verla. Son seis episodios creados y escritos por Scott Frank, responsable de Gambito de dama, 2020, (que tanto me gustó) y de la más reciente Godless, junto con Tom Fontana a partir del personaje de Dashiell Hammett. De este autor leí no hace mucho Cosecha roja, que tenía a otro investigador como protagonista. Sin embargo su nombre se asocia siempre en mi memoria con la famosa película El halcón maltés, con el inolvidable Humphrey Bogart como el detective Sam Spade. Se puede ver en la plataforma de Filmin.


Reencontrar al detective veinte años después, jubilado en la campiña francesa no sería lo más esperable. Sin embargo el giro geográfico, que es a la vez vital, se debe a un último encargo que recibe, a cambio de una cuantiosa suma, para devolver a una cría a su padre, que vive en el sur de Francia. Y, tras un salto temporal, lo encontramos perfectamente instalado, con un francés un poco penoso (conviene verla en V. O. S.), y adaptado a un modo de vida más calmo. Sin embargo los años sesenta son convulsos en el país que intenta impedir la independencia de Argelia por medios violentos, como el batallón de la OAS. Un antiguo adversario, Philippe Saint André (Jonathan Zaccaï) parece estar involucrado. Hay intereses contrapuestos para intentar que no se sepa quién ha matado a cinco monjas encargadas de llevar una residencia infantil. El cuerpo de policía de Bozouls, ese trou, nombre con el que se conoce al pueblo por su orografía, tampoco parece demasiado eficaz, con lo que la paz que busca Spade se verá completamente alterada, al ver que la niña que trajo a su cargo corre peligro. Hay además un niño que atrae todas las miradas dado el poder que parece tener con los números. El interés es creciente, gracias a un guión muy bien escrito, aunque a algunos pueda hacérsele algo enrevesado por la multiplicidad de tramas. Y con todo lo anterior, la serie está lejos de la estética habitual de persecuciones y golpes sin cuento, aunque es cierto que hay mucha violencia. 

La elección de Clive Owen es gran parte del acierto de la serie. Cargado de arrugas, pero en forma a sus sesenta años, es el actor perfecto para encarnar a un personaje de pasado turbulento, que sabe mucho por lo que ha vivido, que tiene una intuición vivísima, que desliza la ironía en cada respuesta (los diálogos con su ama de llaves son memorables), y que sabe cuándo debe forzar la mano de quien agrede. En la historia de amor que vivió a su llegada (por Chiara Mastroianni bien merecía la pena quedarse), y en la relación con la niña convertida ya en mujer, encuentra el actor la posibilidad de relajar un rostro pétreo en el que da la impresión de que no quepan los sentimientos, aunque hay un aire melancólico en él casi siempre presente. Hace frente a los problemas de su edad, como un análisis de próstata o la necesidad de dejar el cigarro por su enfisema. En esto último su estoicismo se rebela, y pasea su tristeza entre los viñedos que heredó.

Al final he creído ver un guiño a la manera en que Agatha Christie resolvía sus novelas con Poirot o Miss Marple reuniendo a los personajes para descubrir al asesino. Las sorpresas, que no desvelaré, vienen servidas con inteligencia. Y la necesidad de resolver el misterio es imperiosa para que el personaje pueda recuperar su tranquilidad de jubilado. La ambientación, el vestuario, las localizaciones, tan francesas, son aciertos que complementan la historia, que desde el principio muestra tiempos múltiples en su desarrollo. 

Como además se puede ver en tres tardes, es una buena opción para un fin de semana. Odio tener que esperar siete días para que cuelguen el siguiente episodio, como me está sucediendo con The White Lotus. Advierto además que estaré ausente de estas páginas al menos una semana. Me voy con una beca de la U.E. a Vasto, junto al Adriático italiano. Ya contaré.

José Manuel Mora.







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