Ya lo he dicho aquí en otras ocasiones, me va lo nórdico. El descubrimiento de Borgen y de Bron/Broenhizo que me diera cuenta de la cantera de realizadores de series televisivas con un acento especial, que se alejaba del habitual proveniente del otro lado del Atlántico. He estado en Dinamarca en varias ocasiones y en algunas en periodos de quince días. No dejo sin embargo de proyectar una mirada de turista sobre aquella realidad de la que me habla a fondo mi amiga Birgit en conversaciones sustanciosas cuando nos vemos. En esta serie, Los secretos que ocultamos, su directora y guionista, Ingeborg Topsøe, que la ha dirigido junto a Per Fly, nos sitúa ante una parte de la sociedad danesa para mí desconocida. He colocado el cartel con el título original, por si no se encuentra con el traducido. Está en Netflix y son seis capítulos de entre treinta y cuarenta y cinco minutos cada uno. Se ve en un finde. Y, aunque se podría etiquetar como thriller, me quedo más con el retrato social que nos muestra, de ahí el título elegido para la reseña.
No sabía, por ejemplo, que entre las clases acomodadas, aunque tal vez sería más apropiado calificarlas como muy ricas, dados los casoplones en los que viven, hay costumbre de contratar chicas filipinas bajo la etiqueta de au pair, para encargarse de las tareas de la casa y del cuidado de los críos. Las realidades de estas dos sociedades poseen unas diferencias abismales. Las migrantes están en Copenhague para poder enviar dinero a sus familias. Y las familias danesas que aparecen creen estar solidarizándose con quienes tienen en casa, aunque vivan en habitaciones minúsculas y estén sujetas a horarios exigentes. Les permiten, eso sí, asistir a las misas católicas los domingos. Ruby, una de las muchachas que trabaja en la mansión de un potentado, aunque su patrona, Katarina (Danica Curcic), no dé palo al agua, desaparece una noche. Cecilie, la vecina, que sí trabaja y tiene su propia au pair, Angel, empieza a sospechar que algo le ha pasado. La policía, con una investigadora "racializada" (Excel Busano), toma cartas en el asunto y empieza a investigar. Cecilie (Marie Bach Hansen) tendrá que ir tomando decisiones que pueden ir en contra de los intereses de su propia clase social si quiere atender a sus principios morales, enemistándose incluso con su insufrible vecina, caso de desear acceder a la verdad.
En las dos fotos que he colocado faltan dos personajes importantes, el par de amigos adolescentes, pertenecientes a cada una de las dos familias. De nuevo el retrato de esta nueva generación de críos atrapados en su mundo de redes sociales que pueden llegar a ser muy exigentes, me ha traído a la mente la que tanto me conmovió hace poco, Adolescencia. Parece que no hay mucha diferencia entre lo que pasa en Gran Bretaña y la muy civilizada Dinamarca. También en España el acoso escolar, el racismo con el diferente, el abuso sexual están sobrevolando los teléfonos móviles de estas criaturas. Los dos actores jovencísimos están inquietantes en sus silencios, en sus torturadas relaciones. Pero está claro que la serie descuella gracias a la actuación deCurcic, una malísima muy creíble, y sobre todo la atormentada y llena de dudas, la bellísimas Bach Hansen. Cómo no hacer mención especial de la arquitectura y el diseño de ambas casas o del vestuario de las dos actrices. Inquietante y reveladora de una realidad social danesa que desconocía y sobre la que pienso informarme.
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