de Peter Salmon

¿Es real lo que vemos?

Filmin se ha ido constituyendo con su catálogo de clásicos y de novedades en casi una filmoteca "nacional". La serie que voy a comentar merecería conectarse a la plataforma, aunque fuera sólo durante un mes, para poder ver (iba a poner "disfrutar", pero no sé si es el verbo adecuado) Después de la fiesta (After the Party en su título original), creación de Peter Salmon sobre una idea de Samuel E. Shore del año 2023, estrenada este mes de julio aquí, con un guión en el que participa la actriz protagonista, y de sólo seis capítulos. No es tanto el cine que llega de Nueva Zelanda, tan en nuestras antípodas, o nosotros en las suyas. Es pues una ocasión para acercarse a Wellington, esa ciudad situada en un terreno volcánico junto al mar, en la isla de Auckland, en el que las cosas pueden no ser tan distintas a las que por aquí ocurren.

Penny, (Robyn Malcom, quedaos con ese nombre), es una cincuentona, trabajadora social en un instituto (genial el speech que se marca ante el alumnado criticando el cine porno, como letal para los adolescentes). La encontramos divorciada y ya abuela, viviendo con su hija de apenas veinte años. En un salto atrás, que se sucede repetidamente y que va ampliando el foco de lo que sucedió en una fiesta en su casa, sabremos las razones de su crisis matrimonial, descubre  a su marido (Peter Mullan) acostado en la cama con una amigo de la hija, borracho y medio desnudo, al que parece estar acariciando. Lo denuncia y casi nadie la cree, pero ante el escándalo, el marido decide marcharse a Gran Bretaña. Lo vemos ahora de vuelta, cinco años después, disfrutando de su hija (Tara Canton) y de su nieto. Y a ella, desesperada al tener que hacer frente a algo desgarrador, que daba por concluido. Con estos mimbres se levanta una historia repleta de contradicciones, de conflictos cotidianos, de dudas que salpican al resto de los personajes y al propio espectador. Lo que inicialmente podría considerarse un drama familiar, va convirtiéndose en un intenso thriller psicológico y emocional, que se asienta en un posible delito sexual de un adulto con un menor de 16 años . 


Al ser una mujer de carácter, la presencia de su ex la hace caer en arrebatos que le pueden traer consecuencias, como atacar a un barco de la bahía, por supuesta contaminación medioambiental, entre otros. Para este personaje hacía falta una actriz sin miedo a exponerse, incluso a desnudos integrales como modelo en una academia de dibujo. Es necesario mucho valor para ello, como mostrarse desarreglada y llena de arrugas casi de forma constante. Ella está a otras cuestiones. El recital actoral que esta mujer nos propone es de los que quitan el aliento. Es luchadora, no se rinde, y al tiempo está llena de la fragilidad que provoca sentirse cada vez más señalada por su comunidad y rechazada por su hija, además del miedo a perder a su nieto. Me ha recordado a otra actriz madura, Sarah Lancashire, que brilló en Happy Valley. Ambas se enfrentan a problemas que parecen superarlas, aquí con el añadido de no saber, ni ella ni nosotros, si está combatiendo en el lado correcto, llena de rabia, de sentimiento de culpa, de miedo a haberse equivocado.  


Lo fascinante aquí es que en cada capítulo, se añaden capas de información que, en vez de aportarnos claridad sobre lo sucedido, suponen dudas añadidas. ¿Es cierto lo que vimos? ¿Qué añade nuestro prejuicio a lo que creímos ver en una fiesta llena de alcohol? Los silencios de algunos personajes tampoco ayudan. Algunas miradas son inquietantes. La complejidad de una historia aparentemente sencilla, hace que quedemos atrapados por lo que vemos. dudando nosotros también. Mullan, a quien vi sin retener su nombre en Trainspotting y más cerca en Ozark, se muestra como un maestro de la ambigüedad: ¿es un depredador o una víctima de la histérica de su mujer? Su interpretación contenidísima, en las antípodas de Malcom, hace que todo resulte todavía más complejo. Subyace en toda la película la credibilidad que hay que dar a quienes denuncian delitos sexuales, con el peligro de la criminalización del varón, no teniendo pruebas fehacientes además. ¿Qué pasa a quien denuncia? Ese es otro de los aspectos que la peli trata de forma magistral. El final es sorprendente. Y hasta aquí puedo leer.




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