La acusación / Mr. Loverman

Gais

No sé cómo etiquetar esta entrada, si en "La película de la semana", o bien en "SeriesTV".  Me explico, voy a tratar de comentar dos títulos en el mismo post, que decimos los ingleses. Lo hago por falta de tiempo y por coincidir en la temática, plasmada en el título. La acusación (Pas de vagues, en el original) es una peli francesa, dirigida por Teddy Lussi-Modeste, y se acaba de estrenar. Que el director sea romaní, tal vez ayuda a entender el conflicto de la diferencia que la peli podría haber planteado.

Un profesor de literatura sin mucha experiencia da clase en un instituto de banlieu, con alumnado multicultural y multirracial. Que una preadolescente ensimismada lo acuse de que él la haya intentado seducir, provoca un conflicto importante en el centro y en la vida del protagonista (un estupendo y contenido François Civil), felizmente emparejado con otro tío, y que es amenazado por el bestia del hermano de la cría. Aunque su condición sexual podría servirle de coartada perfecta, no quiere utilizarlo: "No diré que soy gay sólo para salvarme". Desea que se reconozca que es inocente, pero todo se va complicando hasta extremos exasperantes. Su autoestima lo llevará a una confrontación total con la realidad. No está encerrado en el armario, pero por dignidad no quiere hacer valer eso para defenderse.

Me he visto reflejado en esas clases dialógicas en las que invitaba a participar a mi alumnado. Es verdad que eran otros tiempos, en los que el respeto se daba por supuesto, cosa que no sucede aquí. También los invitaba en grupo a café, cosa que todos todavía recuerdan. Quería ganarme su confianza. He de confesar que tuve más suerte que la figura finalmente trágica del joven educador alternativo. Lo que me acabó de fulminar fue saber que se basaba en hechos reales y que la "legalidad" del centro, de la policía, no hacen más que hundirlo sin escapatoria. No sé si me gustaría volver a las aulas con ese mocerío desatado que las puebla en la actualidad. 



La serie de la que hablaba más arriba está presentada por AXN y, de no haber sido por mi amigo J. Antonio, no la hubiéramos podido ver. Mr. Loverman es su título, basada en la novela de Bernardine Evaristo y su director, Hong Khaou, aun con rasgos orientales, es británico. Su trabajo es una producción de la BBC, lo que siempre es una buena tarjeta de presentación. Son ocho capítulos de media hora cada uno. Y aquí sí que hay "armario" y encierro de más de cincuenta años.


Barry (Lennie James) lleva toda la vida casado con Carmel (Sharon D. Clarke), son de origen caribeño pero muy londinenses, tienen dos hijas y un nieto a punto de entrar en la Universidad. Su best friend, a quien todos llaman en la familia "tío Morris" (Ariyon Bakare), es en realidad el amor de su vida desde la adolescencia. Los años de convivencia, la crisis de los setenta, la asfixia vivida durante tantos años de encierro íntimo, llevan al matrimonio a una crisis al parecer definitiva. Barry ve el momento de sincerarse con su mujer pero no lo logra, ahogándose siempre en alcohol. Es curioso el modo en que el director confronta lo que vemos en pantalla, con lo que piensa el protagonista, que escuchamos como voz en off. También, que con sucesivos saltos atrás vayamos entendiendo lo importantes que son el uno para el otro y lo doloroso que puede llegar a ser sentirse señalado y despreciado por las personas a quienes uno más quiere, sus hijas, su nieto. Serán los amigos blanquitos de éste, homófobos y violentos, quienes pongan en el disparadero a Barry. 


James y Bakare, han necesitado el conocido como "coordinador de intimidad", para que los ayudara en las escenas subidas de tono, al ser ambos heterosexuales en la vida real. Querían tener muy en cuenta que el sexo no se vive igual a los veinte que a los setenta y que era necesario que todo tuviera aire de autenticidad. Ambos están magníficos. El primero compone un papel elegante y exquisito en sus formas, mientras que el segundo, vapuleado por la vida al ser abandonado por su mujer cuando se enteró, es un hombre más cercano, más cariñoso, más entregado y dispuesto al apoyo constante, puesto que ya lo perdió todo, salvo a su amor. 


Que tuvieran que ocultar su afecto en los años sesenta es casi entendible. Cuesta algo más aceptar que en el Londres actual dos personas no puedan se felices por quererse. Es cierto que proviniendo de Antigua, en el Caribe, la mujer está muy ligada a amigas de iglesia. Todas están convencidas de la infidelidad de Barry, pero claro, con mujeres. Curioso también que sea en Antigua donde la esposa sufra una transformación absoluta. Y no quiero desvelar nada más. Dejo así hoy, cuando en Alicante se celebra el día del Orgullo, dos comentarios sobre dos historias que muestran dos maneras de afrontar la diferencia. Toca salir a manifestarse para seguir manteniendo los derechos conseguidos y, lo que es más importante, para no perderlos a manos de peligrosos cenutrios, cargados de odio, de desconocimiento, de homofobia.

José Manuel Mora.




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