Puto antitrumpismo
(léase con una "u" española)
Creo que me he dejado llevar por la de veces que he leído en este libro el intensificador que pretende traducir el fucking, que no se les cae de la boca a los yanquis, en las películas que pretenden trasladar el habla coloquial y juvenil. Creo que una traducción más acorde podría ser "jodidamente", pero son disquisiciones de viejo lingüista. Menos mal que todavía no he incorporado el dichoso bro.
Washington (Kentuky, 1993), se desplazó a Texas con tan sólo tres años y estudió en Houston. Sabía de su homosexualidad desde temprano, pero decidió no hacerla pública por miedo a ser estigmatizado. Hablo de su opción sexual porque es pertinente para el libro que voy a comentar. Washington, Bryan. Comida familiar. Barcelona: Editorial Anagrama, 2025. Trad. Daniel Saldaña. 362 págs. Tiene ya publicado un libro de relatos muy premiado, Lot, y una primera novela, Memorial (2020), calificada por New York Times, como a Notable Book. Con tan escaso bagaje, tuvo el honor de que Obama incluyera el primero de ellos en la lista de "libros del año". Publica artículos en prensa y por supuesto, y una vez más, me era totalmente desconocido. Llegué a él gracias a mi amiga Maru, que me lo recomendó en nuestro encuentro burgalés. Sigo con la costumbre de citar mis "fuentes". Aunque hay en la red fotos en color, elijo la que la propia editorial ha incluido en la solapa, adecuada a un autor tan "racializado", condición de la que hace bandera.
Son muchas las sorpresas que el libro depara a nivel formal: la inclusión de una serie de fotos en B/N sin pie que las identifique, el que el autor prescinda de los guiones para introducir los diálogos, o que disponga el material a través de distintas voces narrativas: Cam, Kai, T.J., sin presentación alguna, in media res. Los iremos conociendo por lo que dicen, por lo que hacen, por sus reflexiones sobre la realidad, sobre la familia, sobre sí mismos. Un personaje lateral concluye casi al final del libro: "Este país de mierda te destruye y no hay mucho que se pueda hacer al respecto" (pág. 325). Esta terrible radiografía contrasta enormemente con el mundo MAGA que Trump (con u, por favor) se ha inventado y cuyos postulados parece que sus conciudadanos (iba a decir "súbditos") han asumido. Y ese país "magico", en el que se expulsa a gente que lleva añísimos viviendo en él y que tiene los papeles en regla, resulta que hace ya mucho tiempo que es un melting pot: coreanos como T.J., afroamericanos como Kai, mexicanos que hablan español en Houston y en algunos momentos de la novela, argentinos, chinos, por supuesto, tailandeses, malasios y un largo y variado etcétera... Incluso "los negocios tienen letreros en español" (pág. 251), en una ciudad con barrios gentrificados, que está perdiendo su personalidad y su forma de vida.
He colocado esta foto del barrio de los Heights, por donde transcurre a veces la acción entre saunas, locales de ambiente gay, tiendas de comida para llevar, y gentes con el móvil constantemente en la mano: "siempre terminamos conectados, átomos entrelazados y dispersos a través de una red virtual permanente" (pág. 48), a veces con el único objetivo de encontrar alguien con quien follar. Subyace en toda la novela una soledad apesadumbrada de los personajes. T. J., a quien su padre sorprende en la cama con Cam, confiesa que "no quería ser aceptado o tolerado. Sólo quería ser" (pág. 271). Deseo bien simple, pienso yo. Y mientras los encuentros y desencuentros se suceden, los cambios de pareja, las relaciones más o menos conflictivas tienen lugar, la búsqueda de nuevas oportunidades para ser feliz, "ahí siguen las estrellas apenas visibles. Rugiendo desde las alturas" (pág. 142). Como dice la contracubierta, están presentes los temas de la raza, la identidad sexual, el deseo casi siempre insatisfecho, pero por encima de todo ello la consciencia de que "nos necesitamos entrelazados [...] Esa es nuestra responsabilidad, cuidarnos unos a otros" (pág. 340). Parece que al final hay algo de esperanza. No creo que vuelva a los USA mientras esté el hijoputa (así se usa el término en el libro) de Trump (con u, por favor). No es una sociedad que me apetezca visitar de momento. El libro sí que vale la pena.
José Manuel Mora.
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