Armario
A pesar de la distancia, no quiero dejar sin comentar está peli, que tanto está dando que hablar. De hecho hay quien me ha señalado que al principio pensó que era una cinta porno.
Y es cierto que los inicios se desenvuelven en el ambiente gay de la playa canaria de Maspalomas, pero con un matiz, entre los cuerpos desnudos de muchachos en plenitud de belleza, abundan los de despreocupados jubilatas, sin vergüenza a exponer sus carnes al sol y a la vista y con un deseo de placer todavía bien vivo. Entre ellos, Vicente, quién a sus 76 años ha roto con su pareja y sigue buscando satisfacción en encuentros breves y furtivos. Un ictus lo hará regresar a su tierra, al País Vasco. Una pena que lo que se ha rodado en euskera haya que escucharlo en un doblaje plano, extraño, penoso.
No suelo ser muy "destripador" de argumentos. Si lo hago aquí es porque creo que lo importante es otra cosa. Su hija lo lleva a una residencia de ancianos y él se ve obligado a "armarizarse" de nuevo. El personaje se va haciendo más humano, conforme ha de enfrentarse a una situación no elegida. El silencio es su estrategia. Con su hija no quiere hablar de su "asunto". Tampoco con la psicóloga. Menos aún con su compañero de habitación. Y lo vemos dependiente del cuidador, envejecido, sin querer socializar con nadie. Y en una evolución muy medida va abriéndose a su nueva realidad, aunque ocultando la apps de citas de su móvil. Hasta que por fin es capaz de decir en voz alta "soy homosexual" por primera vez en su vida, lo que le resulta liberador. Va pasando del dolor a una posible expiación, a perdonarse a sí mismo, a aceptarse por fin.
Todo este proceso no hubiera sido posible sin la sensibilidad del protagonista José Ramón Soroiz, a quien veo por primera vez y que es capaz de mostrarse atormentado y doliente, y también disfrutador, sin excesos, hacia adentro. Lo ayudan las presencias de Nagore Aramburu y Kandido Uranga, una, sufriente, el otro vividor. Y Vicente con todos los miedos del mundo, los que nosotros revivimos cuando se escuchan en la tele la primeras y exóticas noticias sobre un virus chino. En definitiva, una lección de sensibilidad en el acercamiento a tantos temas dolientes y difíciles, que los directores han sabido equilibrar con destreza y cuidado extremos. Este anciano podría haberse hecho amigo de la pareja de Suk Suk, ya comentada aquí. Creo que la peli vasca merece la pena por ser un canto a la esperanza y a la aceptación de uno mismo. En V.O.S, por favor.
José Manuel Mora.
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