Mariposas en el estómago
Tengo pendiente Maspalomas, pero por cuestión de horario se me puso a tiro esta que paso a comentar, Mi amiga Eva, de Cesc Gay. Y el director catalán lo ha vuelto a hacer, encandilarme con un guión impecable, a pachas con Eduard Sola, y una actriz en estado de gracia, Nora Navas. No voy a olvidar este nombre, aunque ya la había visto actuar y no lo había retenido. Mi memoria, que todo lo va olvidando, intentará hacer un esfuerzo para mantenerla a flote en las ya cenagosas aguas de mi mente. De Gay recuerdo haber visto Krampack (2000), aunque no guarde apenas imágenes ni sentimientos de su visionado, al no haber escrito reseña en un blog que entonces no existía. En la ciudad, (2003), también sin reseña, me permitió adentrarme por las callejas de Barcelona, ciudad que siempre me ha encantado. Y había disfrutado, y mucho, Una pistola en cada mano (2012) y sobre todo, con la conmovedora Truman, (2015). Sí recuerdo, aunque no haya aquí huella escrita, Sentimental (2020), divertidísima.
Quienes hemos pasado los cincuenta, edad de crisis, aunque para otra gente sea la de los cuarenta la peligrosa, sabemos que uno empieza a ser consciente de que va quedando menos por delante, que lo que se acumula por detrás. Y esa conciencia puede llevar a querer disfrutar de las últimas oportunidades que la vida pueda ofrecernos. No es sin embargo esto lo que sucede a Eva (la Navas), una mujer en la cincuentena quien, en un encuentro casual en Roma, donde se ha desplazado por trabajo y no tiene que ejercer ni de esposa ni de madre de sus dos adolescentes, coincide con un argentino atractivo, sonriente, canchero (Rodrigo de la Serna), que le provoca algo que, tras más de veinte años de feliz matrimonio con Víctor (un J. Diego Botto de una sobriedad impecable), hace mucho que no sentía, "mariposas en el estómago", la inquietud, el nerviosismo, el deseo de conocer a fondo al desconocido que está enfrente. La mirada de esa mujer en el fotograma que adjunto, dice más que mil palabras.
Si encima la peli acaba con la canción de Cohen, que yo desconocía, Ain't no cure for love, esa pieza musical supone un buen resumen de lo que la cinta muestra, "no hay cura para el amor, salvo el amor. Una vez más Gay lo ha vuelto a hacer, como decía más arriba, atraparnos y rodearnos de gente como nosotros.
José Manuel Mora.
Comentarios