No hables con extraños (The Stranger), de Harlan Coben

 Secretos inconfesables.

¿Qué pasa cuando alguien que no conoces se te acerca y te revela un secreto que afecta al núcleo de tu relación familiar? Este esquema se va repitiendo con personajes que no tienen nada que ver entre sí, y esos secretos puestos al descubierto alteran sus vidas por completo. Este es el planteamiento de la miniserie británica de Netflix, apenas ocho capítulos de 45 minutos cada uno, No hables con extraños (The Stranger), cuyo "creador" es Harlan Coben, quien además de cineasta es novelista y adapta sus propias obras. En este caso se trata de la adaptación de su novela homónima, que ha convertido en un thriller.



Lo que inicialmente parece una historia de chantajes, que también lo es, se muestra después como la necesidad casi misionera de la muchacha, la "extraña" (Hannah John-Kamen), que va revelando la verdad como terapia necesaria para la buena salud social y para lograr lo que ella considera justicia, dado su trauma de partida, que no revelaré y que siembra descofianza y desconcierto entre quienes se sienten descubiertos. Lógicamente, cuando aparezca el primer cadáver,será necesaria la presencia de un inspector de policía, aquí una mujer de parquedad expresiva extrema (Siobhan Finneran), que tiene como colaborador a un oficial, más joven, y negro. Los roles van cambiados. 



Tanto ella, como su amiga, o la hija de ésta, que se dedica a la prostitución de lujo para poderse pagar las tasas universitarias, son presentadas desde una mirada amplia, que no juzga. Que la extraña mantenga una relación lésbica implícita con su cómplice, no es algo que se subraye en exceso. Con todo ello, una serie que parecería girar en torno al protagonista inicial (Richard Armitage), padre de familia felizmente casado, quien ve desaparecer a su mujer de un día para otro, se convierte en una muestra de la presencia diversa de las féminas en las tramas criminales. 


Están también las tramas de los adolescentes con su fiesta nocturna inicial, que acaba con la cabeza de una llama en una bolsa. O la del viejo policía retirado, cuya casa quieren derribar a toda costa, y que guarda también sus secretos. La comunidad que se nos presenta no parece en su conjunto muy de fiar. Y aunque no se profundiza demasiado en los caracteres de los personajes, todo está perfectamente urdido y engancha. Las interpretaciones son más que correctas. Si hubiera de elegir, me quedaría con Siobhan Finneran, a quien ya vi en Happy Valley en un papel secundario y que aquí es capaz de mostrar determinación o fragilidad según el momento. Y sobre todo con Stephen Rea, tan torturado como suele. A la extraña no la he reconocido, a pesar de haberla visto en Cucumber, aquí comentada, e incluso la wiki me chiva que actuaba en Juego de tronos, aunque no sea capaz de ubicarla. 



En definitiva, un thriller más que correcto, que atrapa y se deja ver. Seguramente, cuando entremos en la fase 3 y nuestra vida pueda ser más regular, dedique menos tiempo a las series. De momento aquí la dejo.

José Manuel Mora.

 

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